jueves, 31 de julio de 2008

Desde mi casa


Una palmera,
casa de las palomas,
una perra que se come
los pichones
y deja algunas vísceras
para las hormigas.
Mi mamá
haciendo dulce,
y flan,
y tarta de acelgas,
y zapallitos recién cortados,
un regalo.
Me ceba mate
y está hirviendo peras
porque están verdes para comerlas crudas.
Acomoda los huevos en la heladera,
huevos de gallinas
de gallinero,
criadas a maíz del año pasado,
porque todavía
no están los choclos.
Hay que hacer unas vainillas
de esas con crema de leche
y que duran mucho guardadas
en los tarros.

Amanda Vistuer

domingo, 27 de julio de 2008

Especie desconocida


Me quedé asombrada mirándola. Nunca había visto un ejemplar semejante. De lejos parecía un murciélago enorme. Pero no, era una mariposa aterciopelada, negra, prendida al enrejado.
Los chicos que estaban del otro lado de la reja se acercaban a medida que se daban cuenta de esa presencia.. Algunos miraban perplejos, los más audaces se aproximaban a examinarla y llegaron a tocarla nerviosamente, con temor. El bicho respondió agitando las alas, pero sin desprenderse.
Del lado de la vereda se seguían parando curiosos. No podían creer lo que veían.
Los nenes del jardín de infantes se habían excitado: chillaban y saltaban.
Alertada, también se acercó la maestra. Era rarísimo ver eso en esta ciudad, y hasta lo sería en una selva del trópico. Tenía forma de mariposa, sí, y era grande como una paloma. Un gran crespón de terciopelo viviente. Parecía que nos quería decir algo.
_ ¡Andate!, ¡Andate! _ gritó un nene de guardapolvo cuadrillé y le tiró agua con un vasito de plástico.
Ella abrió y cerró varias veces sus alas, se desprendió lentamente de la reja, se mantuvo en el aire un momento y comenzó a elevarse, mientras los curiosos se apartaban con temor, como dándole lugar para su desplazamiento.
Se posó en la rama de un árbol, plegó sus alas y se quedó quieta, confundiéndose con una chaucha semillera. Todo el árbol de fines de otoño fue una silueta negra.
Abrió nuevamente sus alas, dejó de ser árbol y se perdió en el cielo, prendida de la mirada de niños y curiosos.
Quedó una sensación de extrañamiento y estupor. Sobrecogidos, los curiosos siguieron su camino.
Los chicos jugaban a asustarse con la mariposa. Habían hecho una de papel y la habían pintado con marcador negro.

Amanda Vistuer

sábado, 26 de julio de 2008

Elección I


...y voy a dejar
que me invada la inocencia,
la única invasión posible
que puede poblarme
de sol y de miel.
Así podré llenarme de montañas,
acompañar la vertiente,
sentirte, viento, implacable curioso.

Un tiempo demorado
en un festín,
minucioso perdón
por largas y estériles cavilaciones
atrapadas, contigo.

Amanda Vistuer

martes, 22 de julio de 2008

Carlos Gardel


Extranjero del silencio
en el mundo arrasado; vertiente de la extrema melancolía
y del coraje y de la velocidad del amor y del miedo.

Dueño de la ciudad, de su memoria blanda
y de la madrugada hambrienta y sin sentimientos
y de la suprema cordura de los vagos.

Cómplice de los encuentros,
de la grapa que nos hizo hablar,
loco de la noche, despreocupado amigo del alba, señor de
los tristes.

Francisco Urondo

lunes, 21 de julio de 2008

Poesías













Tontería

Un niño tonto y retonto
sobre un gran árbol se monto.
Con su pelo largo y rubio
hasta la copa se subio.
Se creyó un pájaro solo
que iba a volar y no volo.
De la altura, en un desmayo,
el pobre niño se cayo.
La madre sufrió un martirio
cuando vio que su hijo se hirio.
La casa era un manicomio
porque aquel niño no comio.
Y aunque frunció el entrecejo,
el pobre nunca se quejo.
A pesar de que era recio,
el rostro se le entristecio.
Con un poco de yoduro
una enfermera lo curo.
Y después de un mes temprano
su cuerpo al final se sano.
Creció feliz y muy gordo
y nunca más lo recordo.













Cuando yo sea

Cuando yo sea grillo
cantando a la luna,
si oyes mi organillo,
dame una aceituna.
Cuando hormiga sea
cargando un gran peso,
que al menos te vea
a la luz de un beso.
Cuando sea ciempiés
con mis cien botines,
deja que una vez
cruce tus jardines.
Cuando no sea nada
sino sombra y humo,
guárdame en tu almohada
que yo la perfumo.












La bicicleta

La bici sigue la cleta
por una ave siempre nida
y una trom sigue su peta...
¡Qué canción tan perseguida!
El ferro sigue el carril
por el alti casi plano,
como el pere sigue al jil
y el otoño a su verano.
Detrás del hori va el zonte,
detrás del ele va el fante,
corren juntos por el monte
y a veces más adelante.
Allá se va el corazón
en aero plano plano
y con él va la canción
escrita en caste muy llano.

Las poesías y las ilustraciones fueron extraídas del libro "Chamario" (Caracas, Ediciones Ekaré, 2004. Colección Rimas y Adivinanzas), de Eduardo Polo y el ilustrador Arnal Ballester

sábado, 19 de julio de 2008

El mejor

Uno se anima a decir que el Negro Fontanarrosa era, simplemente, el mejor. En todos los sentidos. Pero sobre todo, muy buena gente. De buenísima leche. Estoy hablando de vida social, de vida profesional, de colegas y de amigos. De una sanidad invulnerable al halago y a las miserias del celo. En él, como en otros, se intuye que es cierta la idea del humor –que en él era un reflejo, una manera, un tic personal– como una forma superior de la inteligencia, de la sabiduría. El se cagaría de risa ante esto. Pero es cierto. No tomarse en serio es la única forma seria de tomar las cosas. Y así iba, con naturalidad de la gracia a la desgracia.


Por Juan Sasturain

Tributo a Fontanarrosa


martes, 15 de julio de 2008

La Marsellesa

El himno más famoso del mundo nació de un famoso momento de la historia universal. Pero también nació de la mano que lo escribió y de la boca que por primera vez lo tarareó: la mano y la boca de su nada famoso autor, el capitán Rouget de Lisle, que lo compuso en una noche.
Dictaron la letra las voces de la calle, y la música brotó como si el autor la hubiera tenido adentro, desde siempre, esperando salir.
Corría el año 1792, horas turbulentas: las tropas prusianas avanzaban contra la revolución francesa. Arengas y proclamas alborotaban las calles de Estrasburgo:
_ ¡A las armas, ciudadanos!
En defensa de la revolución acosada, el recién reclutado ejército del Rin partió hacia el frente. El himno de Rouget dio brío a las tropas. Sonó, emocionó; y un par de meses después reapareció, quién sabe cómo, en la otra punta de Francia. Los voluntarios de Marsella marcharon al combate entonando esa canción poderosa, que pasó a llamarse la Marsellesa, y toda Francia le hizo coro. Y el pueblo asaltó , cantándola, el palacio de las Tullerías.
El autor marchó preso. El capitán Rouget era sospechoso de traición a la patria, porque había cometido la insensatez de discrepar con doña Guillotina, la más afilada ideóloga de la revolución.
Por fin salió de la cárcel, sin uniforme, sin salario.
Durante años arrastró su vida, comido por las pulgas, corrido por la policía. Cuando decía que él era el papá del himno de la revolución, la gente se le reía en la cara.

Extraído de: "Espejos" Una historia casi universal
Autor: Eduardo Galeano

Canta Edith Piaf:

lunes, 14 de julio de 2008

La revolucionaria mano humana.

En 1789, la cárcel de la Bastilla fue asaltada, y conquistada, por el pueblo en furia.

Y en toda Francia los productores se alzaron contra los parásitos. La población se negó a seguir pagando los tributos y los diezmos que habían engordado a la monarquía, a la aristocracia y a la Iglesia, venerables instituciones a las que nadie había podido encontrar, nunca, ninguna utilidad.

El rey y la reina huyeron. El carruaje emprendió viaje hacia el norte, hacia la frontera. Los principitos iban vestidos de nenas. La institutriz, disfrazada de baronesa, llevaba un pasaporte ruso. El rey, Luis XVI, era su mayordomo. La reina, María Antonieta, su mucama.

Se había hecho noche cuando llegaron a Varennes.

De pronto, una multitud emergió de las sombras, rodeó el carruaje, atrapó a los monarcas y los devolvió a Paris.

Extraído de: "Espejos" Una historia casi universal.
Autor: Eduardo Galeano

domingo, 13 de julio de 2008

Los bueyes


Vinieron de Italia, tenían veinte años,
con un bagayito por toda fortuna
y, sin aliviadas, entre desengaños,
llegaron a viejos sin ventaja alguna.

Mas nunca a sus labios los abrió el reproche:
siempre consecuentes, siempre laburando,
pasaron los días, pasaban las noches,
el viejo en la fragua, la vieja lavando.

Vinieron los hijos. ¡Todos malandrinos!
Llegaron las hijas. ¡Todas engrupidas!
Ellos son borrachos, chorros, asesinos,
y ellas, las mujeres, están en la vida.

Y los pobres viejos, siempre trabajando,
nunca para el yugo se encontraron flojos;
pero a veces, sola, cuando está lavando,
a la vieja el llanto le quema los ojos.

Carlos de la Púa (1898-1950)

viernes, 11 de julio de 2008

Fundación de la belleza

Están allí, pintadas en las paredes y en los techos de las cavernas.
Estas figuras, bisontes, alces, osos, caballos, águilas, mujeres, hombres, no tienen edad. Han nacido hace miles y miles de años, pero nacen de nuevo cada vez que alguien las mira.
¿Cómo pudieron ellos, nuestros remotos abuelos, pintar de tan delicada manera? ¿Cómo pudieron ellos, esos brutos que a mano limpia peleaban contra las bestias, crear figuras tan llenas de gracia? ¿Cómo pudieron ellos dibujar esas líneas volanderas que escapan de la roca y se van al aire? ¿Cómo pudieron ellos...?
¿O eran ellas?

Extraído de: "Espejos" Una historia casi universal, de Eduardo Galeano

miércoles, 9 de julio de 2008

Cielito de la Independencia


Hoy una Nación
en el mundo se presenta,
pues las Provincias Unidas
proclaman su Independencia.

Cielito, cielo festivo,
cielo de la libertad,
jurando la Independencia
no somos esclavos ya.

¡Viva la Patria, patriotas!
¡Viva la Patria y la Unión,
viva nuestra independencia,
viva la nueva Nación!

Cielito, cielo dichoso,
cielo del americano,
que el cielo hermoso del Sud
es cielo más estrellado.

Bartolomé Hidalgo (1788-1822)

lunes, 7 de julio de 2008

Pan árabe


Harina 000 500g.
Aceite 1 cucharada
Sal 2 cucharaditas
Levadura 25g.
Agua o leche 300cc.

Colocar la levadura en un recipiente, agregar el agua a temperatura ambiente,una pizca de azúcar y disolverla. Añadir el aceite, emulsionar con cuchara de madera e incorporar de a poco la harina cernida junto con la sal. Formar un bollo, sobarlo y dejarlo levar. Cortar trozos de 40 g, bollarlos y dejarlos descansar sobre la mesa cubiertos con polietileno. Estirarlos en forma circular sobre una mesada enharinada, colocarlos en una placa enharinada y dejar levar. Cocinar a temperatura fuerte (240º C) de 6 a 10 minutos hasta que inflen y se forme una corteza dura sin color. Retirarlos, apilarlos unos sobre otros en caliente y cubrirlos con un lienzo, para que el vapor los ablande.

sábado, 5 de julio de 2008

La eñe también es gente


La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? ¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania. La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.Letra es sinónimo de carácter. ¡Avisémoslo al mundo entero por Internet! La eñe también es gente.

María Elena Walsh

jueves, 3 de julio de 2008

Ñoquis de verdura

1 paquete de acelga
1 paquete de espinaca
2 cebollas
3 ó 4 dientes de ajo
Queso rallado
1 huevo
Albahaca picada
Perejil picado
Orégano
Nuez moscada
Sal y pimienta
Harina (c/necesaria)

Hervir la verdura, estrujarla y picarla. Rehogar el ajo y la cebolla, agregar la verdura 5’ más para que termine de perder el agua. Apagar el fuego y dejar enfriar. Añadir a esta preparación el queso rallado, el huevo, la albahaca, el perejil, poquito orégano, nuez moscada, sal y pimienta. Agregar harina cuidando que quede una pasta blanda. Armar cilindros de 1 cm. de diámetro con harina por fuera pero blandos por dentro. Cortar los ñoquis y armar una bolita con cada uno. Pasarlos por la ñoquera.
Se hierven y se comen con tuco, con manteca o con la salsa que quieran. La salsa de la foto es de puerros, crema y champiñones.
Estos ñoquis se pueden frizar en una bandeja y cuando están duros, se embolsan. Se conservan por 6 meses.

martes, 1 de julio de 2008

Pastel de choclos

6 choclos rallados
3 huevos
2 cucharadas de aceite
queso fresco en daditos
queso rallado
2 cucharaditas de polvo de hornear
sal y pimienta


Mezclar los ingredientes.
Hornear alrededor de 30’ en una fuente enmantecada.

LA PALABRA

Pero ¿qué están hablando esos poetas ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de modista:
que si es desceñida o apretada ...
que si la túnica o que si la casaca ...
¡Basta ya! La palabra es un ladrillo. ¿Me oísteis? ...
¿Me ha oído usted, señor Arcipreste?
Un ladrillo. El ladrillo para levantar la Torre ... y la Torre tiene que ser alta ... alta ...alta ...
hasta que no pueda ser más alta.
Hasta que llegue a la última cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo,
el último ladrillo ... la última palabra,
para tirárselo a Dios
con la fuerza de la blasfemia o la plegaria ...
y romperle la frente ... A ver si dentro de su cráneo
está la Luz ... o está la Nada.

LEON FELIPE