martes, 31 de marzo de 2009

Alfonsín

Raúl Ricardo Alfonsín (1927-2009)

domingo, 29 de marzo de 2009

Le chat


Giacometti "recreó la elegancia y la energía felina en una forma radicalmente simple".

La legendaria escultura de bronce "Le Chat" (El Gato) del artista suizo Alberto Giacometti (1901-1966) que había sido vendida hace más de treinta años en 130 mil dólares y expuesta una sola vez en todos estos años, se subastará el próximo 5 de mayo en Nueva York, informó hoy Sotheby's, que señaló que su precio podría superar los 22 millones de dólares.

Extraído de la Revista "Ñ" del 27/03/2009

sábado, 28 de marzo de 2009

Madoff


Madoff o la telaraña de Dios
Tomás Eloy Martínez

En Nueva York, el rabino David Gaffner dice: "El Talmud establece una distinción clara entre un ladrón y un asaltante. El asaltante se presenta con un arma y atraca. En cambio, el ladrón se introduce furtivamente en la casa de un semejante para robarle. Según la mentalidad judía, el ladrón es más despreciable, porque con su sigilo pretende engañar a Dios".

La estafa de Bernard Madoff, que hasta el momento trepa a 64.800 millones de dólares y es la mayor que haya perpetrado una sola persona, resulta tan escurridiza que el desafío metafísico es una explicación como cualquier otra. Muchos prefieren la alternativa más morbosa de la patología: el título que The New York Times eligió para su perfil del personaje evocaba el primer libro de la serie de Ripley, de Patricia Highsmith, El talentoso señor Madoff.

Leer más:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1112891&pid=6114698&toi=6269

jueves, 26 de marzo de 2009

Woody Allen

EN THE NEW YORKER
Woody Allen vs. Bernard Madoff

El cineasta neoyorquino se venga en un relato cómico del tristemente famoso estafador de Wall Street. El relato, protagonizado por dos langostas, tiene ecos kafkianos y retrata el mundo judío de Allen.
Por: Marc Bassets - Nueva York


Que Bernard Madoff, el responsable de la mayor estafa de la historia, se convirtiese en un personaje de ficción era cuestión de tiempo. El financiero Madoff hurtó casi 65.000 millones de dólares a miles de clientes de todo el mundo con un fraude piramidal. En diciembre fue puesto bajo arresto domiciliario. El 12 de marzo se declaró culpable e ingresó en prisión.

La sorpresa es que el primer creador de calibre en atreverse con la figura de Madoff haya sido Woody Allen, conocido sobre todo por su trabajo como cineasta, pero también un excelente escritor humorístico. En el último número de la revista The New Yorker, su hogar literario desde los años sesenta, Allen publica un cuento donde dos estafados por el financiero se vengan de él de la forma más inesperada.

"Hace dos semanas, Abe Moscowitz murió de un ataque al corazón y se reencarnó en langosta", empieza este relato kafkiano, cuyo título, "Tails of Manhattan", es un juego de palabras. Tail, en inglés, significa cola, pero suena como tale, cuento.

El tal Moscowitz acaba en la pecera de una marisquería del Upper East Side de Manhattan, y allí se encuentra con Moe Silverman, un viejo conocido. Ambos fueron estafados por Bernie Madoff y murieron como consecuencia de la estafa. Ambos se reencarnaron en langosta.

"Al principio me decía que no tenía espacio para un nuevo inversor. Pero cuanto más me rechazaba, más quería yo entrar", dice Silverman, que se suicidó al descubrirse víctima del fraude. "El día que supe que él podía gestionar mis cuentas me emocioné tanto que recorté la cabeza de mi esposa de la foto de nuestra boda y puse la suya en su lugar".

El caso es que un día Madoff burla el arresto domiciliario y aparece en el restaurante donde las langostas se pasan las horas filosofando. Es más, pide langosta y las elige a ellas. "¡Me timó hasta que me quedé sin los ahorros de toda una vida y ahora se me tragará con salsa de mantequilla! ¿Qué clase de universo es este?", llora Moscowitz.

El desenlace es rocambolesco y puede servir para resarcir, aunque sea en la ficción, a las víctimas de Madoff, un prohombre de la comunidad judía que durante años engañó a casi todo el mundo - incluidas víctimas del holocausto-sin que su imagen se resquebrajase.

Quizá no sea tan sorprendente que Woody Allen haya sido uno de los primeros en atreverse con Madoff, que se movía por los escenarios de sus películas y vivía en su barrio. Incluso recuerda a algún personaje suyo como el oftalmólogo de "Delitos y faltas", que contrata a unos matones para asesinar a su amante y sigue con su vida de ciudadano honorable.

Lleno de palabras yiddish como mensch y heimlich, "Tails of Manhattan" regresa al microcosmos de las mejores películas de Woody Allen: el Nueva York judío, el Upper East y el Upper West Side. Y recuerda, aunque sea con un divertimento, por qué está considerado una gran voz de la ficción judía neoyorquina, en la estirpe de Isaac Bashevis Singer.

Extraído de la revista"Ñ"

EN THE NEW YORKER
Woody Allen vs. Bernard Madoff
El cineasta neoyorquino se venga en un relato cómico del tristemente famoso estafador de Wall Street. El relato, protagonizado por dos langostas, tiene ecos kafkianos y retrata el mundo judío de Allen.
Por: Marc Bassets - Nueva York

Que Bernard Madoff, el responsable de la mayor estafa de la historia, se convirtiese en un personaje de ficción era cuestión de tiempo. El financiero Madoff hurtó casi 65.000 millones de dólares a miles de clientes de todo el mundo con un fraude piramidal. En diciembre fue puesto bajo arresto domiciliario. El 12 de marzo se declaró culpable e ingresó en prisión. La sorpresa es que el primer creador de calibre en atreverse con la figura de Madoff haya sido Woody Allen, conocido sobre todo por su trabajo como cineasta, pero también un excelente escritor humorístico. En el último número de la revista The New Yorker,su hogar literario desde los años sesenta, Allen publica un cuento donde dos estafados por el financiero se vengan de él de la forma más inesperada. "Hace dos semanas, Abe Moscowitz murió de un ataque al corazón y se reencarnó en langosta", empieza este relato kafkiano, cuyo título, Tails of Manhattan, es un juego de palabras. Tail,en inglés, significa cola, pero suena como tale, cuento. El tal Moscowitz acaba en la pecera de una marisquería del Upper East Side de Manhattan, y allí se encuentra con Moe Silverman, un viejo conocido. Ambos fueron estafados por Bernie Madoff y murieron como consecuencia de la estafa. Ambos se reencarnaron en langosta. "Al principio me decía que no tenía espacio para un nuevo inversor. Pero cuanto más me rechazaba, más quería yo entrar", dice Silverman, que se suicidó al descubrirse víctima del fraude. "El día que supe que él podía gestionar mis cuentas me emocioné tanto que recorté la cabeza de mi esposa de la foto de nuestra boda y puse la suya en su lugar". El caso es que un día Madoff burla el arresto domiciliario y aparece en el restaurante donde las langostas se pasan las horas filosofando. Es más, pide langosta y las elige a ellas. "¡Me timó hasta que me quedé sin los ahorros de toda una vida y ahora se me tragará con salsa de mantequilla! ¿Qué clase de universo es este?", llora Moscowitz. El desenlace es rocambolesco y puede servir para resarcir, aunque sea en la ficción, a las víctimas de Madoff, un prohombre de la comunidad judía que durante años engañó a casi todo el mundo - incluidas víctimas del holocausto-sin que su imagen se resquebrajase. Quizá no sea tan sorprendente que Woody Allen haya sido uno de los primeros en atreverse con Madoff, que se movía por los escenarios de sus películas y vivía en su barrio. Incluso recuerda a algún personaje suyo como el oftalmólogo de Delitos y faltas,que contrata a unos matones para asesinar a su amante y sigue con su vida de ciudadano honorable. Lleno de palabras yiddish como mensch y heimlich, Tails of Manhattan regresa al microcosmos de las mejores películas de Woody Allen: el Nueva York judío, el Upper East y el Upper West Side. Y recuerda, aunque sea con un divertimento, por qué está considerado una gran voz de la ficción judía neoyorquina, en la estirpe de Isaac Bashevis Singer.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Miguel Hernández


PENA BIENHALLADA

Ojinegra la oliva en tu mirada,
boquitierna la tórtola en tu risa,
en tu amor pechiabierta la granada,
barbioscura en tu frente nieve y brisa.

Rostriazul el clavel sobre tu vena,
malherido el jazmín desde tu planta,
cejijunta en tu cara la azucena,
dulciamarga la voz en tu garganta.

Boquitierna, ojinegra, pechiabierta,
rostriazul, barbioscura, malherida,
cejijunta te quiero y dulciamarga.

Semiciego por ti llego a tu puerta,
boquiabierta la llaga de mi vida,
y agriendulzo la pena que la embarga.

Imagen: Miguel Hernández (1910-1942)

martes, 24 de marzo de 2009

Memoria


Juicio y cárcel común a todos los genocidas.

"...y si una cosa hemos por fin aprendido
es que el rencor no vale casi nada
pero menos aún vale el perdón

así que será útil que vayan sabiendo
los buenos
los regulares
y los malos
que si de ahora en adelante caminamos y crecemos y buscamos
y hasta cantamos juntos
eso no quiere decir de ningún modo
que hayamos empezado a perdonar

la militancia también es
una memoria
de elefante."

Fragmento de "Militancia" de Mario Benedetti

domingo, 22 de marzo de 2009

Kirk Douglas


Tiene 92 años, lleva cinco alejado de Hollywood y todavía sufre secuelas de la embolia que en 1996 le afectó seriamente al habla. Pero hoy Kirk Douglas se subirá una vez más a los escenarios en Los Ángeles con "Before I forget" (Antes de que olvide), un monólogo de 90 minutos que él mismo escribió sobre su vida.

sábado, 21 de marzo de 2009

Zapallitos rellenos


Ingredientes

6 zapallitos de buen tamaño
¼ kg. de carne picada
1 ó 2 tomates
2 cebollas grandes
2 dientes de ajo
3 cucharadas de pan rallado (o más)
Perejil
Orégano
Sal y pimienta

Preparación

Cortarle una tapa a los zapallitos y un poco del otro extremo para que se puedan parar.
Ahuecarlos con una cuchara para papas noisette cuidando de no perforarlos.
Hervirlos al vapor sin que se ablanden. Sacarlos y escurrirlos con la boca para abajo. Salarlos un poco.
Cortar los ajos y las cebollas, rehogarlos, agregar el zapallito que sacamos del interior, los tomates cortados, la carne picada, perejil, orégano, sal y pimienta. Cuando terminamos de cocinar, le agregamos el pan rallado y mezclamos bien.
Rellenamos los zapallitos con cuidado, espolvoreamos con pan rallado y cocinamos al horno de 20’ a ½ hora.

viernes, 20 de marzo de 2009

Fragmentos de un Evangelio Apócrifo.


Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea. Dios la verá.

Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos.

No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.

Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide...

No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que el cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces.

No jures, porque todo juramento es un énfasis.

Resiste al mal pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.

Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón.

Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.

Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar...

La puerta es la que elige, no el hombre.

Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia.

Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas.

Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días.

Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.

Felices los felices.


Jorge Luis Borges
Argentina 1899 - Suiza 1986

jueves, 19 de marzo de 2009

Flor de piel.


Esta piel de mis poros
y mis alergias
esta piel de mis pecas
y mis pecados
de mis lunares
y cicatrices
de mis erizos
y picazones
esta piel de mis venas
y tus caricias

de hora en hora
se vuelve arrugas
con plan
con método
sin retroceso

dentro de quince
de veinte años
treinta minutos
será un hollejo
será una pasa
un viejo odre
sin vino nuevo.

Autor: Mario Benedetti

miércoles, 18 de marzo de 2009

Nicolás Olivari (1900-1966)

La costurerita que dio aquel mal paso.

"La costurerita que dio aquel mal paso
y lo peor de todo sin necesidad...".
Bueno, lo cierto del caso
es que no le ha ido del todo mal.

Tiene un pisito en un barrio apartado
un collar de perlas y un cucurucho
de bombones; la saluda el encargado
y ese viejo, por cierto, no la molesta mucho.

¡Pobre la costurerita que dio el paso malvado!
Pobre si no lo daba...que aún estaría
si no tísica del todo, poco le faltaría.

Ríete de los sermones de las solteras viejas;
en la vida, muchacha, no sirven esas consejas;
porque, piensa ¿si te hubieras quedado?

Imagen: Nicolás Olivari

domingo, 8 de marzo de 2009

Vendimia


VIRGEN DE LA CARRODILLA
(tonada cuyana)
Hilario Cuadros

Virgen de la Carrodilla,
Patrona de los viñedos.
Esperanza de los hijos
que han nacido junto al cerro.

Los que han hundido el arado
y han cultivado tu suelo,
te piden que los ampares,
Patrona de los viñedos.

ESTRIBILLO

En las viñas de mi tierra
hay un recuerdo querido,
en cada hilera un amor,
en cada surco un suspiro,
en cada hoja una esperanza
y la esperanza en racimos.
Virgen de la Carrodilla,
es todo lo que pedimos.

Ten piedad de aquellos hijos,
los que han clamado a tu cielo,
haz que a ellos se les cumplan
sus más queridos anhelos.

Para ti van estos cantos,
para ti van estos ruegos.
Virgen de la Carrodilla,
Patrona de los Viñedos.


Canta Antonio Tormo:


martes, 3 de marzo de 2009

Villa Gesell


Mi pueblo


Cuando me vine a Villa Gesell un amigo me dijo: "Cuando se elige un lugar donde vivir, se elige también donde morir". Otro me advirtió: "Todo lugar al que uno llega es un territorio a conquistar". Al tiempo estaba escribiendo una serie de notas sobre los orígenes del pueblo y su fundador. Esas notas fueron después capítulos de un libro: El Viejo Gesell.

Para mí era más atractivo, con sus contradicciones, el fundador de este pueblo, el hombre que creó un pueblo en la nada, que la imagen de venerable anciano de barba blanca cuyo retrato adorna reparticiones, escuelas y comercios. Cómo un extranjero venía a difamar al fundador, me criticaron. Encima había incorporado a la crónica el testimonio del sepulturero, antiguo peón de Gesell. Cómo explicar que todo escritor es en cierto modo un extranjero, uno que observa con distancia.

Los lugareños de todo pueblo siempre se cuentan la historia que más les conviene. Quizá porque para seguir viviendo a veces es necesario olvidar. El pionero prefiere la epopeya del afincamiento, siempre más gloriosa, antes que los motivos de un exilio, la derrota que lo empujó a abandonar su lugar de origen. En mi caso, como tantos, no vine sólo huyendo de la ciudad. Vine huyendo de mí.

La población no pasaba los catorce mil habitantes y ya no era la villa idílica de rasgos centroeuropeos donde se rumoreaba el refugio de nazis. En la actualidad la estadística merodea los treinta mil seres. Lejos del mítico pueblito germano, el paisaje no es tampoco el verde ecologista que prometen las campañas municipales de turismo.

El crecimiento de la Villa se cifra en los desprendimientos de los centros urbanos, en las políticas salvajes de entrega, las privatizaciones y la exclusión: aquellos que juntaron una indemnización, unos ahorritos y sus pocas cosas para emprender una utopía clasemediera que terminó en un quiosco, un remis, una changa cada tanto. Hace unos años empezaron a venir otros más acomodados, que no alcanzaban a bancar el country o padecían el síndrome de Blumberg.

Estos recién venidos se instalan en el Barrio Norte o en Mar de las Pampas, no muy lejos. Ellos pueden jugar al golf, equitar y ellas hacer pilates y yoga. Las terapias alternativas sofocan tanto una crisis conyugal como la angustia de vivir lejos de un shopping. Por lo general, todos, quien más, quien menos, se asumen bastante progres, pero a los cetrinos se los mira de lejos. Un sector importante, aunque no se lo quiera ver, gana visibilidad y participación: la comunidad boliviana. Alguien tiene que hacer el trabajo que hacen los bolivianos.

La malediciencia, como en todo infierno grande, es un deporte. Desde el adulterio a los negocios raros, pasando por la violencia doméstica y el choreo, no existe el anonimato y, en la promiscuidad, todos estamos al tanto de todo, pero quién se anima a tirar la primera piedra cuando el poder lo administran media docena de familias que dominan el pueblo entero. Algún crimen entretiene el invierno largo. Pero a nadie preocupan los dos o tres suicidios de estación. Es que un suicidio cuestiona más que un asesinato: impugna.

Si no se pecara tanto las iglesias no contarían con una clientela considerable ni los templos de nuevos cultos se diseminarían en progresión. Los nuevos templos rescatan víctimas de la droga y el alcohol. Pero la represión que imponen a sus fanáticos genera un credo que se parece bastante a la adicción.

Cuando alguna vez escribí que la Villa es una cruza de pueblo del Middle West con San Justo (o Carupá, Merlo, Quilmes ) las fuerzas vivas también se ofendieron. Así como ya no quedan vestigios siquiera de la germanofilia original, tampoco queda demasiado de la izquierda y el hippismo de los 70. La especulación inmobiliaria levantó edificios indiscriminadamente y llegó a plantar torres gemelas en el bosque. Si en la Villa perdura una cierta informalidad indumentaria es más obra del empobrecimiento que de una resistencia anticonsumo.

No obstante, la Villa tiene su lado bueno. Un lado que a los caretas les disgusta: lo que tiene de barrio. Acá se respira, no obstante, una atmósfera solidaria que me recuerda al Mataderos de calles de tierra donde nací y me crié. Siempre hay un vecino dispuesto a dar una mano, a socorrer frente a un aprieto. Vale la pena subrayar este cuerpo a cuerpo que, así como permite la visión en primer plano de las miserias humanas, resalta también las virtudes.

Además, esencial, está el mar. El mar que siempre lo devuelve a uno a su auténtica pequeñez liquidando toda presunción de trascendencia. Hasta hace unos años contaba mi tiempo acá por los libros que llevaba escritos. Ahora ya no me importa esa cuenta. Si algo enseñan la soledad y las sudestadas es a domar la ansiedad y procurar, al menos, conocerse a uno mismo. Que suele ser el sujeto que se tiene más cerca. La palabra es paciencia, una clave que exige el oficio de escribir.

Quizá debo a la paciencia el convencimiento de que aún me falta para juntar todas esas historias que escribí sobre la Villa y su gente y articularlas en una novela coral. Fija que el título será "Mi pueblo".

Pero no quiero apurarme.


GUILLERMO SACCOMANNO

Nota en "Revista Ñ" el 23 de diciembre de 2006
Imagen: Don Carlos Idaho Gesell

domingo, 1 de marzo de 2009

Refranero criollo.


Codicioso y tramposo, los dos al pozo.
Cara de beato y uñas de gato.
La mujer del ciego,¿pá quién se pinta?.
Amor forastero se va ligero.
Amor y risa no dan para camisa.
Cuando el amor es fingido en el aire es conocido.
En tiempo é durazno me río é la pera.
Por el choclo se come el puchero.
Se acabaron lo higos, se acabaron los amigos.
Si no me agarran al trote, menos será galopando.
Pare el carro que hay mucho barro.
Es mejor buscar la fuente que seguir la corriente.
Cuando se agota el pozo se conoce cuánto vale el agua.
Calcule la correntada si es que va a tirarse al agua.
Norte claro y sur oscuro, aguacero seguro.
Piantá, piojito, que te cacha el peine.
Ventajear al ventajero no es pecao para el infierno.
Al que revuelve el mate se la tapa la bombilla.
Las viejas tienen un punto más que el diablo.

Imagen: "Chismosas" de F. Molina Campos