miércoles, 17 de junio de 2009

Mamá Esperanza


Esperanza es un paisaje,
una carta,
un motín en un penal,
un presentimiento,
los preparativos de un viaje,
un domingo de comicios,
una buena digestión,
estrenar zapatos nuevos,
los recuerdos que se agolpan,
los abuelos inmigrantes,
una tregua en la ambición.
La búsqueda de algún tesoro,
la ansiedad por ver el fruto,
la muerte de algún cretino,
un niño que va a venir,
una mañana de sol.
Una propuesta, un piropo,
el barrio que no conozco,
una sesión de terapia,
momentos de soledad,
un diálogo, una canción,
dos cafés en algún bar,
un camino de regreso,
la madre en algún lugar.
El vértigo del amor,
una excepción en la regla,
una válvula de escape,
un contagio,
(muchos contagios)
una oveja negra,
(muchas ovejas negras)
un "pito catalán",
(muchos "pitos catalanes")
una carcajada,
(muchas carcajadas)
Y quizás, un dolor.

Amanda Vistuer
1983

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindo y qué bien escribís.
Se me renovó la esperanza alguna vez en un paisaje particular (un monte de eucaliptus) Después la perdí.
Más tarde una carta me devolvió a la vida, y pasaron diez años de esa carta y se ajó, se puso amarilla y otra vez me desesperé.
Motín en un penal no tuve. Quizás me faltara eso, buena idea. Los presentimientos casi siempre son oscuros en mí así que no los llamo.
Los preparativos de un viaje, si no es un viaje metafórico, y es un viaje de verdad cuando uno está sano y sale en busca de paisaje para recuperar esperanza, está, me gusta.
Del domingo de comicios, paso.
Una buena digestión me diría que estoy sana, estaría más que esperanzada con esa señal.
Los zapatos nuevos qué lindos, con curitas incluidas.
los abuelos inmigrantes,no te los cambio por nada. Los adoré. Qué lindo fue ser chico y tener tanta esperanza al lado de ellos siempre maltratados y siempre cantando.
Hoy mismo tengo una tregua en la ambición, para recobrar energías y volver a jugar con Saritas y Mateos. (Sólo me gustan los perros con trompita)
La ansiedad por ver el fruto es lo que me hace levantar cada día. Cuando no hay ni sugerencia de fruto, no me quiero despertar ni ver el día en la ventana.
la muerte de algún cretino, je, todavía hay demasiados vivos.
Un niño que va a venir,y que no se vaya antes de llegar y que no me diga: pero ya tenés 40 años.
Una mañana de sol, de verano, bien temprano, con parra y sombrita fresca, el olor de esas mañanas dan ganas de vivir. Si esa mañana tiene compañía,mejor.
Una propuesta, síiii
Un piropo, también, de albañil.
El barrio que no conozco, Barracas, donde nací y me sacaron para esconderme de milicos y peronchos extremos, y a donde nunca más regresé y me gustaría ir.
Una sesión de terapia, con una buena loquera, Zulma Luna.
Momentos de soledad, no me dan esperanza, lloro hasta secarme.
Un diálogo, hasta la madrugada, con estufa a leña, cafe con cognac y dulce de leche con bayley's.
Una canción, sí, muchas.
Dos cafés en algún bar,que no sean de despedida.
Un camino de regreso, donde se sepa que me esperan con alegría y que me van a tratar bien, y no molesto.
La madre en algún lugar. Sí, aunque se haya mandado 54 mil cagadas.
El vértigo del amor, ojalá.
Una excepción en la regla, que no se muera uno después de haber luchado con todo para quedar vivo lleno de médicos y cánulas.
Una válvula de escape, que no nos cobre el favor.
Un contagio, de resfrío por un beso.
Una oveja negra, siempre me toca a mí y no sé si doy esperanza, siempre me dan con un látigo pro las patas. Y cuando no soy oveja negra, también me dan con un látigo por las patas, y me joden por no serlo.
Un "pito catalán", a ver si aprendo.
Una carcajada,sí, compartida, da esperanza de que uno no se ríe ante la pared y el techo blanco.
Y quizás, un dolor. Para que se pueda comparar con la esperanza y se vuelva a desearla.

Amanda dijo...

Me gusta tu lectura. Todo vale, parece.
El domingo de comicios, en el '83, era esperanzador.