sábado, 23 de enero de 2010

Juan Gelman


En esta porción de mapa se desnucaron todos los colmos, se violó la vida y se violó la muerte, hasta se robaron criaturas. La pregunta nos cae sobre la mollera: ¿el promedio de nuestra sociedad aprendió algo?
-Decímelo vos. Yo no estoy seguro. Creo que buena parte de la sociedad se enteró de los horrores de la represión desatada por la Junta Militar. De ahí a desear firmemente que no vuelva algo parecido... Creo que hay diferentes terrenos donde puede haber un aprendizaje. Parece que hay sectores que no tienen el menor deseo de aprender. De un lado y de otro, eh. A lo mejor tiene que pasar más tiempo. No tengo idea. No tengo idea. Pero también depende de los casos individuales; vos podés hacer una apreciación general como la que acabo de hacer, pero tampoco ese patrón se aplica a todo el mundo... Yo creo que además de indiferencia activa, hubo apoyo activo. En la Argentina nunca un golpe militar tuvo éxito sin apoyo civil. En ese sentido, pareciera que la historia argentina está congelada. En ese sentido.
-Según pasan los años, ¿tus obsesiones se han ido modificando?
-Mirá, no se han modificado. Yo creo que todos los artistas pueden cambiar la expresión de sus obsesiones, pero por lo menos en mi caso, las obsesiones no cambian. Siempre tengo la imagen de sor Juana Inés de la Cruz de la espiral como definición de la belleza. Es decir, como si desde el punto donde esa espiral se inicia, también una obsesión se inicia en ese punto y da lugar a la espiral. Después, como si se mirara desde sus distintos puntos, cada vez más alto, cada vez más lejos, a la derecha, a la izquierda y todo lo demás... Mis obsesiones siguen siendo la niñez, el otoño, la muerte, el amor, la justicia social, la revolución. Pero además los hechos hacen que la calidad de la obsesión, su intensidad, se modifique; una cosa era cuando yo creía que estaba haciendo la revolución y otra cosa es lo que veo que pasó y está pasando. Entonces, en mi libro más reciente hay un poema que dice: "la revolución se paró en algún lado".
-¿Se paró o se bajó del mundo?
-Yo no he dicho eso, he dicho que se paró en algún lado... Yo ya sé que yo no la voy a vivir ni la voy a hacer.
-Pero sentís que alguna vez va a suceder.
-Después de tantos fracasos y errores, lo único que puedo decir es que es imposible mutilar en los seres humanos la capacidad de sueños, el deseo de cambio... Hay épocas muy grises, como la actual, que vivimos desde hace años y que viviremos unos años más todavía. Pero la historia enseña que al final algo cambia. Yo creo que en cada caso se cambia de una manera diferente y eso no lo puedo predecir. A pesar de todo el esfuerzo que este mundo globalizado, entre comillas, hace para manufacturar nuestra subjetividad a nivel mundial, para amansarnos, para convertirnos en tierra fértil para los autoritarismos... a pesar de todo yo creo que hay momentos en los que la gente dice basta. La historia muestra eso. ¿Cuándo, cómo, dónde va a ocurrir? No lo sé.

Pese a todo, pese a tanto, Juan, con nosotros el amor.
-"Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad. Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza."
-La esperanza, ¿derecho o deber? ¿Podemos elegir?
-"Si me dieran a elegir, yo elegiría esta salud de saber que estamos muy enfermos, esta dicha de andar tan infelices."
-¿Sólo eso?
-"Si me dieran a elegir, yo elegiría esta inocencia de no ser inocente, esta pureza en que ando por impuro... este amor con que odio, esta esperanza que come panes desesperados."

Juan Gelman entrevistado por Rodolfo Braceli (fragmento)
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010
En la foto: Braceli, Gelman, Urondo y Cedrón con la guitarra, en Mendoza, 1965.

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