domingo, 28 de marzo de 2010

Alain Resnais


Próximo a cumplir 88 años (el 3 de junio próximo), Alain Resnais parece la versión francesa de Benjamin Button. En lugar de envejecer, rejuvenece. Dicen quienes trabajan con él que el hombre, de aleonada melena blanca, despliega una energía sorprendente, manteniendo, ante cada contingencia de rodaje, una disposición y curiosidad ya casi más infantiles que juveniles. Pero no es sólo personal sino cinematográfica la creciente juventud de quien más de medio siglo atrás se hizo famoso gracias a películas como Noche y niebla, devastador documental sobre los campos de concentración nazis, o la propia Hiroshima Mon Amour. Que, comparada con sus films más recientes (las juguetonas Smoking/No Smoking, Conozco la canción o Corazones, todas ellas filmadas durante el último par de décadas) podría parecer, hoy, grave, solemne y envarada.

En Las hierbas salvajes – ganadora del Premio Especial del Jurado en Cannes 2009 y estreno del próximo jueves en Buenos Aires – el venerable Resnais da un paso más y no le presta ya la menor atención a lo que se supone deberían ser la lógica narrativa o psicológica. Como arrastrado por unos personajes que dicen una cosa y hacen otra, que nunca responden a las previsiones, que se desvían, distraen, improvisan sobre la marcha o se tiran de cabeza donde menos les conviene, este jovial decano del cine francés vuelve a comportarse, en relación con el cine, como un niño con su juego de química. En lugar de tubos de ensayo, mecheros y sustancias potencialmente explosivas, un narrador en off al que le falla la memoria, dos amantes otoñales de conductas fuera de lugar, una batería de audacias narrativas, visuales y sonoras.

Extraído de Página12
28/03/2010

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