sábado, 19 de diciembre de 2009

La angustia y la risa


Se ha propuesto una misión verdaderamente imposible que sólo él consigue de a ratos: volver a unir a dos hermanas separadas por un hondo malentendido: la angustia y la risa. Decidido a probar el estrecho parentesco entre humor y locura, transita lo absurdo, lo paradójico y hasta lo monstruoso en bocadillos, gestualidades y movimientos dictados por un delirio bien calculado, por un ojo que disecciona sin piedad pero que a la vez es ingenuo y escatológico, con sutilezas ideológicas para entendidos, que algunos nunca querrán entender.
Pero lo más prodigioso que ha conseguido Capusotto hasta ahora es lograr unir el humor con el peronismo, dos materias que parecían incompatibles y difíciles de fusionar, menos todavía utilizando como pegatina el disparate surrealista. Con Bombita Rodríguez, Pomelo, Violencia Rivas, Artaud, Micky Vainilla, Latino Solanas, el Emo y otros muñecos raros de su inagotable galería, Capusotto vuelve a poner las cosquillas en su lugar.

Extraído de una nota de Pablo Sirvén en ADN Cultura, La Nación, 19/12/09

lunes, 14 de diciembre de 2009

Soñando.


En mis sueños soy sabia, profunda, memoriosa y creativa.

Valiente, fresca, clara y entregada al amor.

Estoy comunicada con mis fantasmas queridos.

Furias, Incógnitas y Delicias

ordenan mi casa mientras yo descanso.

Ésa soy yo entonces.

Real de realidad y de realeza.

Amanda Vistuer
14 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Berenjenas rellenas


Ingredientes:

4 berenjenas parejas, 2 cebollas medianas, 1 cebolla de verdeo, 1 puerro, 1 diente de ajo, 1 ó 2 tomates, perejil fresco, 1 huevo, ½ taza de queso rallado, muzzarella, 2 cucharadas de pan rallado, sal y pimienta.

Cómo se hacen:

Cortar las berenjenas al medio longitudinalmente. Realizarles cortes en forma de cruz sobre la pulpa, sin cortar la piel. Colocarlas en una fuente, rociarlas con aceite y sal gruesa y cocinarlas en el horno a temperatura moderada hasta que resulten algo tiernas. Dejarlas entibiar y retirarles la pulpa con ayuda de una cuchara.

Rehogar las cebollas, el puerro, el ajo picado y los tomates cortados en cubos. Incorporar la pulpa y terminar de cocinar.

Apagar el fuego y agregar el perejil, la sal y la pimienta. Dejar enfriar e incorporar el huevo, el queso y el pan rallado. Mezclar bien, rellenar las mitades de las berenjenas ahuecadas y cubrir cada berenjena con un trozo de muzzarella. Gratinar en el horno a temperatura bien alta.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Elvira Orphée


Entrevista / Elvira OrphéeRetrato de una rebeldía

La autora de

lanacion.com | ADN Cultura | S?do 28 de noviembre de 2009

martes, 24 de noviembre de 2009

El secreto de sus ojos


"El secreto de sus ojos" es un policial que refleja la vida de Benjamín, que acaba de jubilarse después de trabajar toda una vida como empleado en un Juzgado Penal. Para ocupar su tiempo libre decide escribir una novela, basada en una historia real de la que ha sido testigo y protagonista. La novela que escribe es, en apariencia, la historia de un asesinato ocurrido en Buenos Aires en 1974, y de la investigación para hallar al culpable. Pero una vez abierta la puerta de ese pasado al propio Benjamín se le volverá imposible cerrarla. Primero, porque la turbulenta Argentina de entonces se cuela en la vida de los personajes, con su carga de violencia y de muerte. Y, sobre todo porque aunque él suponga que la historia que teje habla únicamente del pasado, su búsqueda ilumina de un modo descarnado su propia vida y su presente, y lo pone de frente con un dilema de amor que lo obsesiona desde hace demasiado tiempo. Reconstruir el pasado lo conducirá a bucear en sus propios sentimientos, sus propias conductas y decisiones. Y hallar la verdad terminará por convertirse no en un objetivo literario, sino en la llave que le permita abrir la puerta para vivir el resto de su vida.

Buen trabajo de Campanella, una historia potente e impecables interpretaciones actorales.
Los ojos de Darín y Villamil buscándose. Un plano en un ascensor que hiela la sangre y se convierte en la metáfora perfecta de la dictadura.

Excelente cine argentino.



miércoles, 18 de noviembre de 2009

Leónidas Lamborghini (1927-2009)


El extraviado

Como el que un día
leyendo el diario
se sorprende
en la sección extraviados
y quién soy
y dónde estoy se pregunta.
Como el que ve esa foto
de su rostro
allí
y reconoce su rostro
pero no se identifica
y quién soy
y dónde estoy se pregunta.
Como el que lee
sus datos de identidad
allí
debajo de la foto
de su rostro
y se identifica
pero no se reconoce
y quién soy
y dónde estoy se pregunta.
Como el que intenta
hacer memoria
y toca su cuerpo y se dice
soy éste, estoy aquí
y comienza a buscarse
y no se encuentra
como ese
como ese
y quién soy
y dónde estoy se pregunta.


Leónidas Lamborghini

martes, 17 de noviembre de 2009

Carlos Fuentes en Buenos Aires


La novela que lo trajo a Buenos Aires, Adán en Edén (Alfaguara), donde un hombre de empresa poderoso observa cómo está siendo minado el país por los narcotraficantes, en complicidad con la corrupción del poder, y decide ganarles a los criminales en su propio juego: "Siendo más criminal que ellos".

Para Fuentes, "hablar del combate castigando a los usuarios es un camino equivocado". A la vez, sentencia, el narcotráfico es "imbatible", pues "buena parte de la policía está corrupta y el ejército no tiene armas tan buenas como las de los narcos, que las adquieren en Estados Unidos", país al que acusa de tener una "lucha nada comprometida".

El único camino posible es el de la despenalización de la droga, al ritmo que se quiera. Soy partidario despenalización total". Y pone como ejemplo: "Cuando (el presidente Franklin D.) Roosevelt despenalizó el alcohol, hubo borrachos pero ya no más Al Capone".

Autodefinido como un hombre de izquierda ("toda la vida lo fui"), parece convencido de su olfato para detectar cuándo se lo es y cuándo sólo se lo proclama: "El presidente venezolano, Hugo Chávez, no es de izquierda. Es un Mussolini tropical y de balcón. Lo de él es muy típico de los demagogos, que para ocultar un problema interno genera uno afuera, en este caso con Estados Unidos, con quien no puede enemistarse, porque tienen una mutua dependencia económica por el petróleo".

Extraído de la revista "Ñ"

domingo, 15 de noviembre de 2009

Deleuze-Guattari


El encuentro que cambió la filosofía


lanacion.com | ADN Cultura | S?do 14 de noviembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

Ser viejo.


Ser viejo

El fenómeno de la nueva ancianidad bajo la óptica de la filosofía y la sociología modernas. Por qué la vejez dejó de ser sinónimo de autoridad y sabiduría. Un ensayo sin concesiones de Diana Cohen Agrest sobre los cambios culturales que afectan a la tercera edad

lanacion.com | ADN Cultura | S?do 14 de noviembre de 2009

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Luna congelada


Luna congelada

Con esta soledad
alevosa
tranquila

con esta soledad
de sagradas goteras
de lejanos aullidos
de monstruoso silencio
de recuerdos al firme
de luna congelada
de noche para otros
de ojos bien abiertos

con esta soledad
inservible
vacía

se puede algunas veces
entender
el amor.

Mario Benedetti

martes, 3 de noviembre de 2009

Claude Lévi-Strauss


Murió Claude Lévi-Strauss a los 100 años

El antropólogo francés falleció este fin de semana, según confirmó hoy la Academia Francesa

lanacion.com | Cultura | Martes 3 de noviembre de 2009

martes, 27 de octubre de 2009

Feliz cumple, Evo!!!



Cumplió 50...

sábado, 24 de octubre de 2009

Príncipe Carlos


GALES. El príncipe Carlos de Inglaterra prueba un colchón, durante una visita a una fábrica de colchones ecológicos en Ammanford.

sábado, 17 de octubre de 2009

Joe Carter


La más reciente creación del escritor José Pablo Feinmann, el detective estadounidense Joe Carter. Anticomunista, homofóbico y racista, asesino despiadado, Carter protagoniza una serie de novelas plagadas de referencias a la cultura de masas, en las que el humor negro, la violencia y el sexo se mezclan con la política para crear una cruda caricatura del conservadurismo estadounidense.

-¿Cómo describiría a Joe Carter?
-Es el detective clásico norteamericano, pero en el siglo XXI. Después del atentado a las Torres Gemelas, tendría que estar muy preocupado, ya no por el comunismo, sino por el islam. Todos los odios de Carter, a los negros, a los judíos, a los gays, a los hispanos, son tradicionales en un fascista como él. Pero el odio al islam se mezcla con el miedo y la derrota. Por eso en Carter en New York dice que siempre que va a la ciudad tiene que visitar el Ground Zero. No puede creer esa injuria a su patria. Se siente atacado por un sujeto al que no conoce. Carter asume el destino de América, por eso su discurso encarna todos sus símbolos, desde Mighty Mouse, Popeye y Captain Marvel hasta Cassius Clay. Aun cosas terribles como las bombas atómicas le parecen formidables. Lo veo muy ligado a Mike Hammer, y creo que en la Argentina va a ser inevitable asociarlo a Boogie el Aceitoso, el personaje de Fontanarrosa. Boogie es un mercenario más frontal; Carter no, es un contract killer cerebral y un detective. No se sabe hasta qué punto tiene poder porque, aunque vive como una rata, puede llamarlo el FBI o la CIA para encargarle un asesinato sofisticado.
-¿Cuáles fueron sus modelos?
-Además de los literarios, los detectives y villanos del film noir . Cuando me imagino su cara pienso en Sterling Hayden, el protagonista de Casta de malditos , la película de Kubrick. O actores como Robert Ryan y Robert Mitchum. Son los que me gustan, no Gregory Peck ni Glenn Ford. Admiré desde muy chico a los antihéroes. Jack Palance o Lee Marvin en su etapa brillante en Hollywood. Tendría seis años cuando vi El beso de la muerte , con Richard Widmark, y quedé loco con la escena en que Tommy Udo tira a la viejita por la escalera. Hoy podría ser el villano de Dennis Hopper en Terciopelo azul , un personaje muy poderoso. Me gustan los villanos.
-En Carter en New York, el personaje dice que Estados Unidos hoy no necesita héroes sino asesinos. ¿Cuál es la diferencia entre el héroe estadounidense clásico y el actual?
-Ésa es la tesis fundamental de la novela. Como en Irak, América está dispuesta a hacer la guerra donde sea necesario. Ése es el concepto de guerra preventiva. Carter es el detective de la era Bush, mata sin dudar, sabe que todo lo que se opone al interés americano merece morir. Los héroes de Carter son McCarthy y Hoover, que combatieron el comunismo. Pero desprecia a un héroe como el de Gary Cooper en A la hora señalada . Un referente es la diferencia entre el viejo y el nuevo Batman, tal como lo reformula Frank Miller. El que era un héroe moral incorruptible, a la luz del presente muestra su costado más fascista, capaz de torturar al Guasón. Ahora Miller lo enfrenta con Osama Ben Laden. La evolución de Batman es también lo que Carter representa. Por eso al final de Carter en New York , luego de ser atacado por Al-Qaeda, termina escudado detrás de un escritorio con una ametralladora y un terror paranoico a que regresen. Es como creo que está América ahora.
-¿Cuál es la consecuencia de ese terror estadounidense?
-La ética Bush da como resultado el fanatismo. Aunque no sea consciente de ello, Carter comienza a imitar el fanatismo islámico. El Corán lo fascina y se aterroriza cuando empieza a creer en el poder de Alá. La locura final de Carter tiene que ver con ese reconocimiento, empezar a creer en el dios justiciero e impiadoso del otro. Temer demasiado al enemigo puede llevar a parecérsele.
-Si bien Carter es la encarnación del maniqueísmo conservador, también tiene una gran pasión por la música y el cine de su país, de los que se habla mucho en las novelas.
-Tengo cinco novelas de Carter, porque me salen fácil. En el transcurso de los textos el personaje se complejiza y se vuelve más culto. La verdad, es una gran confesión, admiro mucho a Estados Unidos; la música, la literatura. Creo que Estados Unidos es Nixon, es McNamara. Es Kissinger, el más grande criminal de guerra vivo y al que no pueden juzgar. Una sola vez lo llevaron a un tribunal por el golpe de Estado en Chile, el 11 de septiembre del 2001. Estallaron las Torres Gemelas y la audiencia se levantó, la historia tiene esas cosas increíbles. Pero Estados Unidos también es todo lo que amamos, Gershwin, John Ford, Raoul Walsh, Pollock, Faulkner. Es impresionante la cultura de ese país. Y tiene algo muy interesante, que fue, en principio, el respeto por las libertades individuales. Eso lo llevó a ganar la Guerra Fría, porque nunca estableció, al menos en su territorio, una dictadura, como la Unión Soviética o el nazismo. Aunque sí ayudó decididamente a que se establecieran dictaduras en otras regiones. Cuando ellos dicen " it´s a free country ", esa frase hecha es cierta, es un país libre.
-El personaje expresa la contradicción entre la cultura estadounidense conservadora y la liberal.
-Carter tiene todo lo malo, pero me permite hablar de lo bueno. Todavía no lo enfrenté al problema de que le guste George Gershwin. Es la gran música americana y gran parte del jazz se hace sobre sus canciones, pero es judío e hizo una ópera sobre negros. Va a tener que reformular sus ideas sobre América para llegar a la conclusión de que su cultura es un híbrido y que ese tradicionalismo que busca no existe. Sólo se encuentra en una tendencia política muy de derecha, que es el anticomunismo, y después la guerra contra el terror.

viernes, 16 de octubre de 2009

Una oreja verde...


Un señor maduro con una oreja verde

Un día, en el expreso Soria-Monterde,
vi subir a un hombre con una oreja verde.

Ya joven no era, maduro parecía,
salvo la oreja, que verde seguía.

Me cambié de sitio para estar a su lado
y observar el fenómeno bien mirado.

Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad;
dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad?

Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja,
pues de joven, sólo tengo esta oreja.

Es una oreja de niño que me sirve para oír
cosas que los adultos nunca se paran a sentir;

Oigo lo que los árboles dicen, los pájaros que cantan,
las piedras, los ríos y las nubes que pasan;

oigo también a los niños cuando cuentan cosas
que a una oreja madura parecerían misteriosas...

Así habló el Señor de la oreja verde
aquel día, en el expreso Soria-Monterde.



Gianni Rodari (1920-1980)
En la foto: Gianni Rodari

sábado, 10 de octubre de 2009

Autoengaño

Si hay una fábula harto conocida es la de la zorra y las uvas, y seguramente lo es porque el autoengaño es una estrategia inescindible de la condición humana. Quien más, quien menos, todos solemos encontrar un consuelo en este dudoso recurso: una zorra hambrienta va en busca de comida cuando divisa una parra con tentadoras uvas. Se aproxima a la vid y comienza a saltar infructuosamente hacia los racimos. Por más que se esfuerza, no logra llegar a los apetecidos frutos. Finalmente, renuncia a la empresa, no sin antes exclamar: "No valen la pena, todavía están muy verdes".

¿Cómo disolver la tensión entre el deseo y la realidad que se nos impone? ¿Acaso estrategias semejantes no suelen ser las terapias más eficaces para el fracaso, la desilusión y la melancolía? Pero de ser así ¿dónde terminan nuestros sueños y fantasías y dónde comienza el autoengaño?


Parecidos de familia

Parecen lo mismo pero no lo son. Mientras que la mentira es una estrategia discursiva que consiste en pronunciar declaraciones falsas, el engaño es el acto -que puede valerse de la mentira- donde, con toda intención, se induce a creer una cosa en lugar de otra. No es lo mismo la retórica tan mentirosa como circunstancial coloquialmente conocida como "hacer el verso" que el acto de engañar de Juan, un simulador que, con la estrategia propia de un ajedrecista avezado, logra persuadir a la crédula Camila de que ella es el gran amor de su vida y la futura madre de sus (únicos) hijos, omitiendo que su esposa y sus cuatro vástagos lo esperan todas las noches para cenar. Pero los parecidos de familia no terminan aquí.

Siempre se pensó que el autoengaño era una ligera variante del engaño a secas. Pero no bien reflexionamos sobre uno y otro, descubrimos que el primero supone un paso más: alguien se engaña a sí mismo toda vez que se autoconvence de algo cuando sabe que las cosas no son como cree que son. Volvamos una vez más a Juan. Concedámosle el beneficio de la duda, suponiendo entonces que no es un vulgar simulador sino que, en verdad, se autoengaña. De ser ése el caso, en su rol de engañado debe de estar convencido de que abandonará a su mujer mientras que en su rol de engañador sabe que no lo hará.

Esa duplicidad repetida en otros gestos, tan nuestros que apenas con suerte (y dolor) nos damos cuenta de su poder nos revela una paradoja: ¿cómo es posible creer, al mismo tiempo, dos cosas incompatibles entre sí? Si creer una afirmación y su negación es un estado mental lógicamente contradictorio, entonces el autoengaño parece imposible. Y de hecho, puedo no creer en ese artificio. Pero como se dice de las brujas, podemos decirlo del autoengaño: que lo hay, lo hay.

No es la única falacia, pues en cuanto examinamos los resortes que operan en ese mecanismo psíquico, descubrimos una paradoja más: en el rol de engañado, la estrategia no puede ser conocida para que ésta sea eficaz; mientras que en el rol de engañador, se debe reconocer el engaño. Pero desde el momento que en mi fuero íntimo reconozco mi intención ¿cómo podría ser yo engañado por mi propia voluntad de simulación? Si sabemos que una estrategia es engañosa, entonces el autoengaño, una vez más, parece imposible.

Puesto que semejantes laberintos violentan el sentido común el mismo que nos muestra una y otra vez que el autoengaño no sólo es posible, sino que gran parte de nuestras creencias se construyen sobre ese cimiento sólo en apariencia endeble, lúcidos pensadores buscaron desarticular ese entramado existencial.

En el intento por resolver esos rompecabezas, algunos calificaron todo engaño autoinducido como intencional: forzosamente, uno se engaña a sabiendas de que se está engañando. Pero para admitir la realidad del autoengaño, fue necesario postular un yo escindido que operaría en un antes y un después, acaso remedando a Neruda, desdiciéndose en un mismo gesto en su "ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero".

El engaño autoinducido llevado a cabo con intención también puede apelar a la memoria fallida toda vez que, con el correr de los días, el autoengañador perseverante no sólo olvida los acontecimientos pasados sino hasta su intención originaria de inducirse al error. Imaginemos un funcionario corrupto que sustituye un registro comprometedor con un registro falseado que lo liberará de toda sospecha. Imaginemos, además, que lo hace confiado en que, con el correr del tiempo, habrá borrado toda huella de la adulteración ya no de los registros, sino de la intimidad de su conciencia. Imaginemos, por último, que justicia ¿divina? mediante (recuérdese que sólo se trata de un experimento imaginario), finalmente es investigado. A esa altura de los acontecimientos, y tal como lo previó, el funcionario habrá olvidado no sólo la falsificación del registro sino hasta la manipulación de sus recuerdos, sintiéndose tan incorruptible como carmelita descalza. Ni siquiera es necesario que sostenga simultáneamente creencias contradictorias: la degradación natural de la memoria, incluso cierta tendencia natural a creer aquello que se quiere creer, surten el efecto de que una (auto) mentira reiterada termina por asemejarse a la verdad (la tristemente célebre fórmula de Goebbels: "miente, miente, miente, que algo quedará").

Sin esa dosis de cinismo, el autoengaño puede ser la quintaesencia de la distorsión de la realidad parasitaria de las conductas adictivas: la joven anoréxica viéndose obesa en el espejo. O el alcohólico obstinado negándose a reconocer que su afición es su perdición. Otro escenario propicio al autoengaño es aquel donde se materializa con creces el poder ilusorio de las falsas expectativas: la apuesta reiterada en los casinos se refuerza con cierta fantasía de ganar que hunde sus raíces en una confianza ciega en que la suerte es una amiga fiel que, simplemente, se hace desear. No sólo las maquinas slot con sus porcentajes fijos de pago están construidas en respuesta a esta ley psicofísica. También el "hacer bingo", salvo fortuitas excepciones, es un horizonte en retirada que, cuando está a punto de ser alcanzado, se renueva como promesa transitoriamente postergada.

La explicación del autoengaño a partir de actos intencionales que suponen cierta escisión temporal entre un yo engañador y otro engañado operando diacrónicamente uno antes y otro después, no es la única posible. Otra explicación, tal vez la más difundida, elimina el carácter intencional aunque conserva cierta escisión en el interior de la conciencia. Dado que, en palabras de Freud, "sólo vemos lo que queremos ver", el fundador del psicoanálisis sostuvo que, con el fin de sortear el dolor, el yo instaura en su psiquis, disociándose, ciertos mecanismos de defensa inconscientes de negación. Y valiéndose de ciertas maniobras defensivas, logra ocultar ante sí mismo los contenidos censurados, alojándolos y, como tal, neutralizándolos, en un espacio recóndito de su aparato psíquico.

La mala fe

En El ser y la nada , Jean-Paul Sartre acusaría a la teoría freudiana de defender un determinismo que postula la existencia de procesos inconscientes que explicarían el autoengaño. En lugar de la dualidad diacrónica del engañador y del engañado, el psicoanálisis, piensa Sartre, postula una ficción sincrónica de "una mentira sin mentiroso". Y dándole un giro a la explicación freudiana, el filósofo existencialista alude a la libertad, a esa condición que hace del ser humano, el único "condenado a elegir". Sartre denomina al autoengaño, la mala fe. Y la mala fe es un antídoto inauténtico, la huída cobarde frente a la responsabilidad de tener que jugarse por los valores según los cuales uno podría elegir vivir.

Sartre nos muestra la mala fe en una escena donde una mujer simula ignorar las insinuaciones sexuales de su acompañante porque teme romper el hechizo del juego de la seducción. Hasta parece no advertir cuando el seductor toma su mano. Disociada de su corporalidad, en ese instante la mujer se siente "puro espíritu". Ella "sabe muy bien las intenciones del hombre", nos advierte Sartre, "también sabe que tendrá que tomar una decisión tarde o temprano". Pero se resiste a decidir, ocultándose a sí misma los objetivos de su acompañante. Y pretendiendo desconocer su propio deseo, la mujer posterga el momento de la decisión, interrogándose una y otra vez: ¿qué quiere hacer con su cuerpo? ¿abandonarse a su deseo transitoriamente eclipsado y tener sexo? ¿o antes bien no ceder a las insinuaciones del seductor? Estas dudas, concluye Sartre, no son sino un ejercicio de la mala fe, porque la mujer hace uso de su libertad como de una excusa con la cual evade su responsabilidad de tener que elegir.

Sartre nos presenta una segunda figura de la mala fe, encarnada esta vez en un mozo de café que juega a ser mozo de café con el fin de persuadirse a sí mismo de que su existencia se reduce, precisamente, a ser mozo de café, cumpliendo con el papel con el que los otros y la sociedad lo han investido: el pobre diablo que barre a las cuatro de la mañana el local es el mismo que apenas un par de horas más tarde se engalana con chaleco de un blanco purísimo y moño de satén, luciendo su sonrisa inalterable ante la clientela. Como en un juego de rol, el mozo de café se abandona a la impostura para poder ser lo único que cree poder ser: su actitud servil, su complacencia excesiva, sus gestos sospechosamente redundantes, no son más que un ritual que lo definen y confirman en lo que cree que debe y sólo puede ser.

A través de estas ilustraciones, Sartre aspira a mostrar que ni siquiera hace falta apelar a la estrategia del psicoanálisis para mostrar que la tiranía del deseo o la fuerza de las emociones condicionan nuestras creencias, ya que es posible creer y, conscientemente, descreer de la misma cosa. En lugar de mecanismos inconscientes, Sartre postula una atención selectiva que incorpora los aspectos de la realidad que se integran en el sistema de creencias aprobado por la conciencia y hace a un lado aquellos aspectos que la misma conciencia censura. La mujer es una buena ilustración: "Dado que la mujer conoce las intenciones" de su interlocutor, continúa Sartre, ella hace uso de este saber para prestar atención sólo a "lo discreto y respetuoso de la actitud de su acompañante", relegando la conciencia que ella tiene de su propio saber.

Pero su peso existencial, al fin de cuentas, radica en que el autoengaño pone en juego, nada más y nada menos, aquello que somos. Estrategia privilegiada ejercida en el campo de la conciencia, sin ese mecanismo de autoprotección podríamos ser condenados a revivir infinitamente los recuerdos más intolerables. No sólo puede ser la expresión de la renuncia a confrontarnos con un pasado traumático, sino también de la huida ante una realidad angustiante presente, cuando no de disociarnos de proyectos sumidos en el autorreproche pero que deseamos continuar, y hasta perseveramos en ellos.

Si prefiero detenerme deliberadamente en un período de la vida, negándome a admitir todo lo que luego cambié, me digo: "Soy lo que fui". Pero puedo barajar y dar de nuevo, confiado en que el naipe exculpatorio del "no soy lo que fui" podrá ser exhibido triunfalmente cuando me desolidarizo de mi pasado, insistiendo en mi recreación perpetua. Sin embargo, en nuestro descargo, sugiere Sartre, más que una patología o un vicio de carácter, y al igual que la vigilia o el sueño, la mala fe es un modo de ser en el mundo.

Creérsela

Toda vez que, a fuerza de repetir una y otra vez un mismo papel, se es incapaz de discriminar entre el rol y lo que se es, se dice de alguien que "se lo comió" el personaje, que "se lo creyó". Esta jerga se aplica igualmente a otro espécimen, del que solemos decir que "se la cree" cuando asume cierto rol que raya en la presunción. Esa creencia ilusoria lo vuelve tan vulnerable que, en palabras de Rudyard Kipling, es incapaz de enfrentarse con "el triunfo y el fracaso y tratar a estos dos impostores de la misma manera".

Se dirá que todos los seres humanos simulamos cierto rol socialmente admitido, desempeñando un papel del que podemos estar o no convencidos. Lo hacemos en una primera cita amorosa en la que construimos un relato autocomplaciente, a sabiendas de que, abusando de nuestro imaginario, podemos mostrar lo que nos gustaría ser. Y hasta los epitafios suelen grabar en piedra un autoengaño. En una entrevista en una ronda de selección de personal, el entrevistado tratará de autopersuadirse de que es el candidato apropiado. Intentará controlar la totalidad del mensaje: sus facciones del rostro, sus palabras, sus tonos vocales, sus gestos sospechosamente mesurados. Sin embargo, cuanto más se juega en un escenario, más se comprueba el llamado "efecto debilitante de la motivación", el que alcanza su punto máximo en las personas con un bajo nivel de seguridad. Pese a sus palabras cuidadosamente elegidas, los gestos de la cara y de las manos pueden traicionarlo.

Muchos hacen de la inautenticidad un estilo de vida. Otros apenas un mecanismo salvador para defenderse de la crueldad del mundo. Pero, en algún momento, todos tenemos algo de impostores. Aunque fabulando para los otros, corremos el riesgo de terminar por creer nuestra propia fabulación.

Amor, ilusorio amor

Tal vez las redes del amor sean un observatorio privilegiado para comprender los vaivenes de las trampas del yo. Mientras algunas de las figuras del autoengaño suelen nacer del deseo de creer algo, otras se forjan cuando se teme que una sospecha se confirme, mostrando impunemente lo que nos resistimos a admitir.

En el ya clásico film de Woody Allen, Hannah y sus hermanas , el personaje que presta su nombre al título es una actriz exitosa, casada con un rico empresario y madre ejemplar, la misma que asiste a sus hermanas menos afortunadas y distantes de todo glamour. La vida de Hannah, instalada en el equilibrio y la perfección, se quiebra repentinamente cuando su marido se enamora y es correspondido por una de ellas. Hannah se niega a creer en el affaire . Y una vez enfrentada a una prueba tras otra, sólo es capaz de sospechar, vagamente, que se avecinan acontecimientos tan pavorosos, tan devastadores que se cuida de descubrirlos.

Un resorte inverso opera en el Otelo shakespeariano, quien acusa injustamente a su amada Desdémona de haberle sido infiel. Pero mientras Hannah se resiste a creer una infidelidad real y Otelo insiste en creer una traición imaginaria, una y otro padecen mancomunados por sus propios límites.

El personaje de la literatura que tal vez encarne el autoengaño de modo más acabado, y con entrañable candidez, es la de Madame Bovary. Su romanticismo exacerbado y pueril la lleva a creer que, tras las metáforas que expresan la condición amatoria, se oculta algo así como una realidad absoluta (el Amor), objeto digno de ser enaltecido por su retórica pasional. La afirmación de La Rochefoucauld, "algunos no se enamorarían de no haber oído hablar antes del amor", ilustra con ironía que hasta ese sentimiento, paradigmáticamente irracional, debe su existencia a un entramado discursivo, obra de cierta retórica que construye y agota el objeto amoroso construido imaginariamente.

No sólo Emma Bovary cree en el personaje que ella misma imaginariamente se inventó, burda imitación de las heroínas literarias. Incluso en otros escenarios que poco o nada tienen que ver con las equívocas redes del amor, la estupidez humana son las aguas del río donde solemos bañarnos cada día. Ese rasgo tan humano es el talón de Aquiles al que apunta la publicidad que nos promete un mundo tan suntuario como inalcanzable. Apenas uno de los tantos simulacros que revelan que somos ciudadanos de un mundo donde nada es lo que nos hacen creer que es.

La mentira vital

La fábula de la zorra muestra que el mundo no es un horizonte al que observamos, imperturbables, desde la perspectiva de un observador imparcial. Lejos de toda neutralidad, nos altera psíquica y fisiológicamente. Y a modo de respuesta, en el autoengaño nos valemos de las emociones para teñir mágicamente esa realidad: una vez que la zorra se convence de que no podrá gozar de esas uvas, espontáneamente las descalifica. Y como no es posible modificarlas químicamente, les confiere mágicamente una nueva cualidad que alivia su insatisfacción. Así resuelve el conflicto y anula esa tensión entre su deseo y la realidad, sustituyendo la cualidad de deseables por una nueva cualidad, la de inmaduras. Se trata, ni más ni menos, de una transformación mágica porque nada ha cambiado (las uvas siguen siendo las mismas), si bien el cambio ha sido inmediato y realizado en el círculo de la conciencia.

La zorra nos enseña sólo una de las caras del autoengaño, un rostro misericordioso que se vale de una artimaña compensatoria por momentos esencial para sobrevivir. Las uvas en la fábula, incluso, funcionan como una especie de placebo natural. Una figura semejante es la llamada "mentira vital", herramienta que puede ayudar a la recuperación del enfermo o a soslayar, ante la proximidad de la muerte, la desesperanza.

¿Acaso la negación, otra de las figuras predilectas en las que suele encarnarse el autoengaño, no es un placebo natural, según se comprobó en las recidivas o en tiempos de sobrevida en investigaciones en pacientes con cáncer? Los médicos descubrieron que tras recibir la noticia de su muerte inminente, un número sorprendente de pacientes no recuerda haber recibido dichas noticias apenas transcurridos unos días. Enfrentados con una ansiedad intolerable, bloquean la información, en un intento de correrse de la escena omnipresente. Otros creen que ese bloqueo es, simplemente, un reflejo transitorio que les permite ganar tiempo para juntar fuerzas y comenzar a aceptar su destino.

Cuando esas figuras de la evasión ya no sólo filtran sino que bloquean la información necesaria, cuando no son más transitorias sino que se fijan de forma permanente, esquivando un peligro que podría ser evitado o aliviado, esas figuras de la evasión pueden producir un daño irreparable.

La medicalización de las problemáticas existenciales y la búsqueda de soluciones inmediatas a los dolores humanos condujeron a que la biotecnología se ocupara de un nuevo desafío: investigar la posibilidad de provocar una amnesia selectiva casi a gusto del consumidor. Y los resultados del estudio experimental parecen ser tan benignos como temibles. En pruebas de laboratorio se probó que una dosis de un novedoso compuesto químico llamado ZIP, aplicado en el cerebro de las ratas, elimina cualquier recuerdo con más eficacia que el paso natural del tiempo. Se estima que con esa molécula se podrían borrar procedimientos motores o hábitos instintivos. Y en los humanos (animales algo más complejos que las ratas), hasta conocimientos geométricos, algo útil si el teorema de Tales, pongamos por caso, fuese parte de un extraño acontecimiento traumático (¿quién conoce, al fin y al cabo, las profundidades del inconsciente o el poder de la mala fe?). Más que una simple molécula, promete ser un dispositivo a voluntad, certero y tenaz, para borrar los recuerdos o, cuando menos, para alterarlos a nuestro antojo. Pero por el momento, para el común de los mortales, esa asistencia programada parece un recurso de ciencia ficción.

Jano emocional

Jano emocional, el autoengaño presenta otro rostro menos compasivo. Esta forma de autoindulgencia puede tornarnos extraños ante nosotros, cegados e incapaces de ver nuestras fallas, incluso procurándonos más y más excusas que silencian nuestras conciencias. Principio activo en la retórica de la justificación, con él se intenta ocultar las propias culpas, cuando no de convencer al otro y convertirlo en cómplice. Y en su rostro más perverso, es un mecanismo absolutamente despreciable toda vez que revela una falta de autodominio que induce cierto desconocimiento de las obligaciones morales, de las circunstancias y de las probables consecuencias de nuestras acciones en las vidas de los otros.

Sisela Bok, en Secrets. On the Ethics of Concealment and Revelation , declara que el recurso del inconsciente, la mala fe, la negación o la mentira vital son metáforas imprescindibles en el camino del reconocimiento de lo ocultado. Pero, observa, "el peligro sobreviene cuando comenzamos a tomarlas por explicaciones. Como metáforas, nos ayudan a ver las paradojas de la dificultad humana de percibir y reaccionar; como explicaciones de cómo se superan estas paradojas, hacen que la comprensión entre en cortocircuito y se vuelven engañosas en su propio sentido -un modo más en el que evitamos tratar de comprender la complejidad que subyace tras nuestra experiencia de la paradoja".

¿Ardid o consuelo?

Es cierto que el autoengaño es una sombra solícita y generosa que se ofrece seductoramente a una constante y perpetua evasión. Pues quiérase o no, compañía incómoda si la hay, lo sabido sin saberse persevera como murmullo interior. O peor aun: como motor que reverbera, corroyendo una y otra vez, oculto, la conciencia. Pero esa sombra también puede ser la mensajera de cierto alivio que dulcifica la existencia humana, atravesada por condiciones ineludiblemente segadas por el dolor y la castración.

El pasado es tan irreversible, como frágil parece ser la memoria.

Y mal que nos pese, continuaremos intentando modificar el mundo, como la zorra, para hacerlo más soportable.

El autoengaño: artificio o defensa. Trampa o bendición. Ardid o consuelo. ¿Acaso se puede vivir sin él?

Por Diana Cohen Agrest
LA NACION - Buenos Aires, 2009

En la foto: Isabelle Huppert en "Madame Bovary", el personaje de Flaubert

domingo, 4 de octubre de 2009

lunes, 28 de septiembre de 2009

General Alvear es noticia...


"Fue una bola de fuego que cayó en el cielo. Luego se sintió un estruendo y la tierra se movió. Ocurrió en el límite entre Mendoza y La Pampa", relató a lanacion.com el delegado de la localidad mendocina de Carmensa, Luis Gutiérrez.
Hay quienes dicen que el impacto tuvo lugar en una amplia superficie al sudoeste de General Alvear, comprendida por un triángulo imaginario entre las localidades de Cochicó, Punta de Agua y Agua Escondida,
Las descripciones de los lugareños "se acercan bastante" a las características que reúnen los meteoritos.

De La Nación, 28/09/09

sábado, 26 de septiembre de 2009

Paseando por la playa...



Amigos de la playa...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Cuesta abajo


Cuesta abajo
Tango 1934
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Si arrastré por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser.
Bajo el ala del sombrero
cuantas veces, embozada,
una lágrima asomada
yo no pude contener...
Si crucé por los caminos
como un paria que el destino
se empeñó en deshacer;
si fui flojo, si fui ciego,
sólo quiero que hoy comprendan
el valor que representa
el coraje de querer.

Era, para mí, la vida entera,
como un sol de primavera,
mi esperanza y mi pasión.
Sabía que en el mundo no cabía
toda la humilde alegría
de mi pobre corazón.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada,
las ilusiones pasadas
yo no las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.

Por seguir tras de su huella
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor,
pero nadie comprendía
que, si todo yo lo daba
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón.
Ahora, triste, en la pendiente,
solitario y ya vencido
yo me quiero confesar:
si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía,
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre más.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Campana de palo


Campana de palo

Soy la maestra argentina,
segunda madre y obrera.
Mis niños andan descalzos,
mi escuela es una tapera.

Soy la que forma destinos
del mar a la cordillera,
donde no existe la tiza
y el libro es una quimera.

Campana de palo
repica en la soledad,
letras de pólvora y piedras
que el tiempo amontonará.
Pobrecita patria en flor,
hasta aquí llegó mi amor.

Soy la maestra argentina,
la que está sola y espera.
Vivo zurciendo penurias
y consolando miserias.

Soy la que enseña a sus hijos
a venerar la bandera
de este país generoso
del corazón para afuera.


María Elena Walsh

martes, 8 de septiembre de 2009

Este cuore

Este cuore

Cuando me dieron este cuore,
creo que Dios debía andarla de apoliyo,
porque me tocó un cuore poligriyo
y es por su culpa que me verdugueo.

No me sirve siquiera como un pucho,
donde hay un llanto juega de pañuelo,
se regala de gil para el consuelo.
¡Una cheno me enloco y lo serrucho!

Tener un cuore así de qué me vale,
se me sale del pecho, se me sale,
si me lo mangan pa' un laburo 'e cuarta.

;Qué bagayo ligué en la repartija!
Con este cuore así era una fija
la llaga con el jopio que me ensarta.

Julián Centeya

viernes, 4 de septiembre de 2009

jueves, 3 de septiembre de 2009

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Menos mal...


Menos mal...

Mi padre me lo decía: _ No te conviene ese muchacho, es un pelandrún._
Yo en el fondo estaba de acuerdo con él, pero seguía de novia con Rolo, un poco porque mis amigas me envidiaban y otro poco por sus ojos con estrellitas.
Para llevarme bien con él, yo le decía a todo que sí, claro que menos a eso. Y no es que no me lo pidiera. Me quería convencer hablándome de un próximo casamiento, de cómo sería nuestra vida juntos, de los hijos que tendríamos...
A mí me hacía el efecto contrario. Yo sabía que nunca me casaría con él. Y mientras hablaba lo veía cada vez más lejos.
_ Pollerudo, maricón... _ pensaba.
Y él seguía: _ Primero un nene con tu piel y mis ojos, y al año la nena con tu pelo y mis ojos... _
( No quería sacrificar sus estrellitas)
_ Pollerudo, maricón... _ otra vez.
Yo no digo que no me gustaba cuando me besaba generosamente. Pero el juego me empezó a aburrir. Trataba de evitar encuentros en la oscuridad o en soledad.
_ Tengo que estudiar_ me excusaba_ Sabés que es muy importante para mí._
Se lo decía tan segura que a él ni se le ocurría pedirme que no lo hiciera.
_ Pollerudo, maricón... _ seguía pensando yo.
Y por cierto que mis estudios y la gente con quien estudiaba se iban haciendo cada vez más importantes. Yo organizaba dónde y cuándo reunirnos, tenía los apuntes ordenados, buscaba la bibliografía, leía, explicaba y hasta convidaba con café y galletitas.
_ Sos una estúpida, tus amigos te buscan porque tienen todo servido. Mirá si ellos iban a hacer todo esto por vos._ me decía Rolo tratando de avivarme.
_ No me importa lo que ellos piensen. Yo lo hago por mí._ me quedaba pensativa y no le daba pie para seguir.
Tuve que hablar claro con Rolo: _ No estoy segura de mis sentimientos. No quiero casarme por ahora. Alejémonos por un tiempo._
Creo que lo recibió con alivio. Aunque juró que lo destrozaba.
Me dediqué casi con furia a estudiar. En pocos días me olvidé de su existencia.
_ Menos mal que te diste cuenta que era un pelandrún. _ remató mi papá.
_ Sí, papá, y pollerudo y maricón... _ agregué.

Amanda Vistuer

lunes, 31 de agosto de 2009

Lágrima



El monumento a la Lucha Mundial contra el Terrorismo (también conocido como el rasgado de dolor y “Las lágrimas del dolor”), es una escultura de 10 pisos de alto hecha por el escultor ruso Zurab Tsereteli. Fue dada a los Estados Unidos como un regalo oficial del Gobierno ruso en homenaje a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre. Se encuentra en la esquina noreste de la Península de Bayonne, antiguo terminal oceánico, en Nueva Jersey y fue inaugurada el 11 de septiembre de 2006 en una ceremonia a la que asistió el ex Presidente de EE.UU., Bill Clinton.
La composición escultórica representa una estela de acero de 39 metros partida en dos, recubierta de bronce y coronada por una lágrima de titanio de 11 metros. Por el marco de bronce llegará agua hasta la “Lágrima del dolor”, de la que manarán enormes gotas. En el pedestal del monumento están grabados los nombres de más de 3.400 víctimas de aquel acto terrorista.
Tsereteli no ha revelado el costo de la obra pero se estima en alrededor de 12 millones de dólares.

domingo, 30 de agosto de 2009

Mafalda y Quino

Una escultura de Mafalda sentada en un banco de plaza fue inaugurada hoy en la esquina de Chile y Defensa, a pocos metros del edificio donde vivía su creador, Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino.

sábado, 29 de agosto de 2009

Salsa de cebolla y champiñones


Salsa de cebolla y champiñones

Cortar dos o tres cebollas (pueden ser echalotes) y saltearlas en manteca. Cuando están transparentes, echar los champiñones en rebanadas y un chorrito de vino blanco (optativo). Cocinar unos minutos más, agregar la crema de leche, sal, pimienta, y dejar hasta que tome color, no más de cinco minutos. Añadir queso de rallar (optativo) y revolver.
Esta salsa acompaña ñoquis, ravioles, sorrentinos…

viernes, 28 de agosto de 2009

Herencia a medias.


Herencia a medias.

Un padre que tenía tres hijas quiso dejarles dones y posesiones con toda justicia porque sentía que pronto moriría. Y por justo lo habían conocido.
A la hija mayor le dejó sus sueños, porque es la que nació con los mejores ideales que él había tenido en su juventud.
A la hija mediana dejó sus posesiones y riquezas porque las hizo en el tiempo que ella nació.
La menor recibió el don de la convivencia, pues él había aprendido a convivir para entonces. Fue humilde, sencilla y afectuosa.
Este padre justo se murió, creyendo que había hecho bien el reparto. Pero no tuvo en cuenta una cosa: que los sueños solos son estériles, las riquezas solas deshumanizan y la humildad sola es malentendida.
Se olvidó recomendarles que compartieran la herencia. Y ahí están las tres, tratando de aprender a compartir.


Amanda Vistuer

viernes, 21 de agosto de 2009

Cristina!!!!!!!!


El jueves por la noche, al presentar el acuerdo alcanzado con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), la Presidenta dijo: "No es posible que solamente el que pueda pagar pueda mirar un partido de fútbol, que además le secuestren los goles hasta el domingo, aunque pagues igual, como te secuestran la palabra o te secuestran las imágenes, como antes secuestraron y desaparecieron 30.000 argentinos".

miércoles, 19 de agosto de 2009

Federico García Lorca

Federico García Lorca
(5 de junio de 1898-19 de agosto de 1936)

GACELA DEL AMOR DESESPERADO

La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tu vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.


ES VERDAD

¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!

lunes, 17 de agosto de 2009

Woodstock


Aquella generación hippie, hoy

¿Qué es de la vida de los que participaron en Woodstock? Aquí, un relevamiento de los famosos y no tanto.

Joan Baez A los 68, no ha abandonado la música ni la militancia antibélica. Day After Tomorrow (2008) fue nominado al Grammy. Luego de medio siglo de férreo antipartidismo, apoyó a Obama.


Arlo Guthrie (62) Ha editado una treintena de discos. Sus tres hijos son músicos. Graba, gira y también despunta el vicio como actor.


Tim Hardin Falleció en 1980, a los 39, por sobredosis de heroína. Grabó diez álbumes, y hay otros once póstumos.


Incredible String Band Se separó en 1974; algunos de sus fundadores se reunieron en 1999 y volvieron a abrirse en 2006.


Ravi Shankar El citarista, referente de la música india clásica, aún compone y toca en público. Y va a cumplir 90.

Richie Havens (68) Continúa en actividad, y prefiere los conciertos benéficos. El año pasado editó Nobody Left To Crown.


Sly and the Family Stone Maestros del soul y el funk (su influencia llega hasta el hip-hop), su estrella se apagó en los 70. Sly Stone (66) hizo de su vida un culto a la autodestrucción. Y su mujer lo dejó por Santana.


Creedence Clearwater Revival Se disolvió en 1972. John Fogerty intentó una carrera solista, su hermano Tom falleció en 1990, y Cook & Clifford fundaron en 1995 Creedence Clearwater Revisited, banda habitué de la Argentina.


Jefferson Airplane Después del superéxito y de infinitas idas y vueltas de integrantes (y bandas paralelas como Hot Tuna), derraparon con Jefferson Starship (luego Starship). Grace Slick (70) se dedica a la pintura y el dibujo.


The Who Se separó en 1983, aunque se reunió varias veces. Vio partir a dos de sus miembros (Keith Moon, 1978; y John Entwistle, 2002). Roger Daltrey (65) se hizo solista, actor y productor; Pete Townshend (64) es, además, un prolífico escritor. Quizá vuelvan a juntarse.


Grateful Dead Después de treinta brillantes años, se disolvió en 1995 cuando murió su líder, Jerry García.


Keef Hartley Band Una vez disuelto el grupo en 1972, Hartley (65) probó suerte con la efímera Dog Soldier. En 2007 editó su autobiografía (pero había poco que contar).


Crosby, Stills & Nash (&Young) Crosby (67), siempre muy complicado con la ley, y Nash (67), siempre metido en la fotografía, giraron con David Gilmour hace un par de años. Stills (64) anda errático. Neil Young (63) brilla.


Santana Después de declinar en los 80, repuntó con Supernatural en 1999. Hoy, no se sabe. Ah: tocó feo Al otro lado del río (Drexler) en los Oscar de 2005.


The Band Se separó en 1976 y volvió entre 1983 y 1999. Robertson (66) rescató tradiciones aborígenes, grabó buenos discos y ahora trabaja con Clapton.

Ten Years After Se fueron (1974), volvieron un toque (1983) y volvieron otra vez (1988) pero sin Alvin Lee. Lee (64), una de las caras más memorables de Woodstock, toca por su cuenta.


Johnny Winter A los 65 está mal de salud. Sin embargo, algunas giras regalan su magnífico blues.


Joe Cocker (65) Sigue cantando y haciendo giras.


Melanie Apellidada Safka y hoy con 62 años, pasó estas cuatro décadas vendiendo... ¡más de 25 millones de discos! Y no deja de cantar.


Sha-Na-Na Vivió medio siglo cambiando miembros: la lista llega a 40. Tuvo serie de TV propia y hasta apareció en Grease.


John Sebastian (65) Hizo música para series de animación, fue presentador de TV y compuso para varios grandes. No para.


Country Joe and the Fish La banda anti-Vietnam se separó en 1971. Country Joe McDonald (67), aunque hace años que no graba, hoy es anti-Irak y anti-Schwarzenegger. Coherencia.


Jimi Hendrix 18 de septiembre de 1970: día en que pasó a la inmortalidad. Tenía 27 años.


Janis Joplin Lo mismo, pero un par de semanas después. Y exactamente a la misma edad.

Gloria Guerrero

Clarín, Domingo 16, Agosto 2009

domingo, 16 de agosto de 2009

Bobby y Jackie


1963. Bobby y Jackie, tomados de la mano durante el funeral de John Fitzgerald Kennedy. Desde ese momento, la pasión entre ellos iría in crescendo

Leer más:

Vínculo

miércoles, 12 de agosto de 2009

Hebe Solves, maestra.



Página/12
Martes 4 de agosto de 2009

A LOS 73 AñOS, FALLECIO LA POETA HEBE SOLVES

La poesía como una fusión amorosa

Ajena a grupos literarios y fóbica de las presentaciones públicas, Solves generó una leyenda de invisibilidad que sin embargo desmienten sus libros, sintetizados en su Antología personal, en la que deja sus indómitos poemas cocinados a fuego lento.
Por Silvina Friera

Después de un largo deambular jalonado por tropiezos y caídas silenciosas, el sábado a la noche murió a los 73 años la poeta Hebe Solves, “la vecina del río” que creía, siguiendo a Alejandra Pizarnik, que “es posible ver el mundo desde una alcantarilla”. Fóbica confesa que optó por el camino de la invisibilidad, distante de cualquier movimiento poético que la enjaulara, la poeta que se ganó la vida trabajando como maestra y dando talleres literarios decía hace dos años, en una entrevista con Página/12 con motivo de la publicación de su Antología personal (Ediciones del Dock), que se identificaba más con el ama de casa porque es lo que perdura. “El poema puede estar muy bien, pero después, al día siguiente, vas a comprar el pan y ahí no importa si sos una poeta experimental o neobarroca. No es que pretenda reducir la existencia a la vida doméstica, sino que muestro la contradicción, la superposición y la transparencia también de planos”, explicaba Solves por qué, como señalaba en uno de sus poemas, prefirió ser “una más, oscura, pensando cosas mientras se quema la comida”, cuando podría haber sido una poeta profesional, confesional, neobarroca, experimental, existencial o espiritual.

Esta mujer de abundante pelo blanco, que enmarcaba su rostro revistiéndolo de una tierna serenidad, nació el 10 de septiembre de 1935 en Vicente López (Buenos Aires). Le gustaba afirmar que el ama de casa que irrumpía en escena en muchos de sus poemas era un homenaje a las muchísimas ollas que había quemado en su vida. Mientras picaba cebollas y ajo y mezclaba ideas en bata de dormir, fue escribiendo sus poemas en los que pulsó todas las teclas que tuvo a mano: la social, la metafísica, la impronta maldita. Casi no hubo estéticas, adobadas por su experiencia vital, que faltaran en la cocina de su obra: El ama de casa y la locura (1975), En lugar del piano (1977), Sombra ajena (1981), Fruta de invierno (1984), Desalojados (1989), El fiel de la memoria (1995) y Pentagrama (2005), entre otros. “La poesía es una ocasión de fusión amorosa y también de distanciamiento crítico”, planteaba la poeta que fue maestra rural, narradora y escritora de literatura y canciones infantiles, muchas de ellas musicalizadas por María Teresa Corral.
Sobre el motivo de la locura, que aparecía especialmente en uno de sus poemarios, Solves aclaraba que “cuando el lenguaje, los códigos y la manera de vivir son muy rígidos, la locura es una liberación y al mismo tiempo una soledad, un aislamiento”. La poeta no le escapaba al meollo que implicaba repasar sus experiencias. “La irrupción de la palabra surge como la libertad en situaciones difíciles. Vivimos en una época de transición, una época en que las mujeres aparecemos con muchas contradicciones. Aparecemos y también nos escondemos. La poesía es mi tierra, ese país que me fui haciendo, más allá de todos los avatares de la existencia. Nunca llegué a estar internada, pero seguramente aún hay gente que puede pensar que estoy loca”, bromeaba. “Tuve tratamientos psicoanalíticos y terapias muy interesantes. Nunca me sentí loca, pero los locos no se sienten locos. Sí tuve conductas difíciles de aceptar para el resto de la gente, en una época muy diferente –recordaba–. Yo estoy varias veces separada y vuelta a casar, soy pobre, siempre fui pobre, excepto en una época en que tuve un marido que tenía una buena posición económica. Hubo una serie de cosas que hizo que mi existencia sea invisible, pero tuve esa tierra mía de la poesía. Pensaba que ‘si al mundo no lo puedo cambiar, por lo menos le voy a decir todo lo que pueda’. Nunca me sentí loca, pero no acepté los límites de la sexualidad y rompí con el matrimonio y su rutina.”

En su tono no había reproches ni quejas por haber roto las amarras del matrimonio y su rutina. Lo decía más bien con una inflexión informativa, para que su interlocutora comprendiera el contexto y por qué para muchos sus rupturas merodeaban por el andarivel de la “rareza” o de la “locura”. Desde 1975 coordinó su taller literario de poesía y narrativa y como educadora recibió la Mención Especial en los Premios Nacionales de Ciencias de la Educación por su libro Taller Literario, una alternativa de aprendizaje creador (1986). También publicó El caracol mochilero (2005), Avioncitos de papel (1977), El tío Pancho en persona (1994) y La isla de los pájaros (1999), entre otros libros para chicos. La poesía fue siempre para Solves un juego con las palabras. Pero a ese juego iniciático se fue agregando la nostalgia y el dolor de la muerte de su padre en la pubertad y esos enamoramientos que siempre fueron su manera de ser y de estar en el mundo. Aunque no se promovió como poeta, que haya elegido la invisibilidad no significó que no asumiera su lugar en el mundo de la poesía. Con humildad, como si el pudor cincelara una estela de autocensura, mencionaba que Olga Orozco y Enrique Molina habían leído sus poemas. “En la poesía hay más bien un prestigio y un tipo de relación que depende de las escuelas, de las actitudes poéticas y, en ese sentido, no he podido identificarme con ninguna actitud poética como para pertenecer a un grupo y aparecer con ellos en público”, señalaba Solves.

Cuando presentó su Antología personal en octubre de 2007 en la Biblioteca Nacional, Santiago Sylvester definió su obra como “poesía de pensamiento”. En su blog, Solves contaba que leyó poemas de diferentes épocas y que hizo una lectura improvisada de fragmentos del poema “La vecina del río”, dedicado a la pintora Viky Linares. “El día de la presentación, Viky trajo flores de su jardín. Soy tímida, estaba conmovida (flores, hay flores silvestres, todavía), y casi cantaba. ¿O leía? No sé, pero me sentí una cantante lírica. Mejor aún: de tango, a lo Rosita Quiroga. Pero es verdad lo que dice Santiago: soy una mujer que piensa, reflexiona... ¿un oxímoron, diría más de uno? Lo cierto es que para el escenario me faltó percha y, para la vida doméstica, docilidad. Y escribo como si cantara o bailara y pienso como si estuviera cocinando el mundo en un fueguito de leña.” Solves deja sus indómitos poemas cocinados a fuego lento.

Un poema de Hebe Solves:

LA CENA

Aunque quiera encender las ramas secas
del amor en el fuego y en el vino,
siguen llegando ocultos enemigos
a comer, está la casa abierta

y la reja del aire teje el marco
que apuntala el vacío de las puertas.
Acomodo en el mármol las especias
y pico las cebollas y los ajos.

Nadie vendrá a completar la escena
sentándose a la mesa y a mi lado
cebar el mate mientras yo cocino.

Y a fuego lento voy leyendo el diario
como si fuera el pan de un nuevo rito
destinado a anunciar la última cena.

sábado, 8 de agosto de 2009

jueves, 6 de agosto de 2009

Cristina Peri Rossi



PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA


Me llaman de una editorial
y me piden que escriba
cinco folios sobre la necesidad de la lectura

No pagan muy bien
¿quién podría pagar bien por un tema así?
pero de todos modos
necesito el dinero

así que enciendo el ordenador y me pongo a pensar.
sobre la necesidad de la lectura
pero no se me ocurre nada

es algo que seguramente sabía cuando era joven
y leía sin parar
leía en la Biblioteca Nacional
y en las bibliotecas públicas

leía en las cafeterías
y en la consulta del dentista

leía en el autobús y en el metro

siempre andaba mirando libros

y me pasaba las tardes en las librerías de usados
hasta quedarme sin un duro en el bolsillo

tenía que volver a pie a casa

por haberme comprado un Saroyan o una Virginia Woolf

Entonces los libros parecían la cosa más importante de la vida

fundamental

y no tenía zapatos nuevos
pero no me faltaba un Faulkner o un Onetti
una Katherine Mansfield o una Juana de Ibarbourou


ahora la gente joven está en las discotecas
no en las bibliotecas

yo me hice una buena colección de libros
ocupaban toda la casa

había libros en todas partes
menos en el retrete

que es el lugar donde están los libros
de la gente que no lee

a veces tenía que seguirle durante mucho tiempo
las huellas a un libro que había salido en México
o en París

una larga pesquisa hasta conseguirlo

No todos valían la pena
es verdad
pero pocas veces me equivoqué
tuve mis Pavese mis Salinger mis Sartre mis Heidegger
mis Saroyan mis Michaux mis Camus mis Baudelaire
mis Neruda mis Vallejo mis Huidobro
para no hablar de los Cortázar o de los Borges

siempre andaba con papelitos en los bolsillos
con los libros que quería leer y no encontraba

por allí andaban los Pedro Salinas y los Ambrose Bierce
la infame turba de Dante

pero ahora no sabía decir para qué maldita cosa
servía haber leído todo eso

más que para saber que la vida es triste

cosa que hubiera podido saber sin necesidad de leerlos


Cuando habían pasado cinco horas yo todavía no había escrito
una sola línea
así que me puse a escribir este poema
Llamé a los de la editorial
y les dije creo que para lo único que sirve
la lectura
es para escribir poemas

no puedo decirles más que eso

entonces me dijeron que un poema no servía,
que necesitaban otra cosa.

por Cristina Peri Rossi
Nacida en Montevideo el 12 de noviembre de 1941, exiliada en España, donde reside desde 1972

miércoles, 5 de agosto de 2009

Marilyn


Marilyn Monroe (1 de junio de 1926-5 de agosto de 1962)

martes, 4 de agosto de 2009

Mano a mano


Mano a mano
Tango (1923)

Rechiflado en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria sólo una buena mujer.
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza en la casa de pensión.
Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
Ios morlacos del otario los tirás a la marchanta
como juega el gato maula con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios, las amigas y el gavión;
la milonga, entre magnates, con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican milongueras pretensiones,
se te ha entrado muy adentro en tu pobre corazón.

Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado;
no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás...
Los favores recibidos creo habértelos pagado
y, si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado,
en la cuenta del otario que tenés se la cargás.

Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas con cafishos milongueros
y que digan los muchachos: Es una buena mujer.

Y mañana, cuando seas descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas en tu pobre corazón,
si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
pa' ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.

Música: Carlos Gardel / José Razzano
Letra: Celedonio Flores

Canta: Carlos Gardel