viernes, 23 de agosto de 2013

Cámara Gesell



Panorama desde el muelle
Por  Fernando Bogado
No hay lugar más monstruoso que el lugar turístico fuera de temporada. La dejadez, el silencio intranquilizador, los restos de un verano perdido que se disuelven en el frío del viento. Cámara Gesell, la última novela de Guillermo Sa-ccomanno, transcurre en ese momento perdido, entre temporada y temporada, retratando en sus más de 500 páginas la vida cotidiana de un pueblo al que sencillamente se lo conoce como La Villa, un lugar sumido en el crimen y la más básica chismografía, esa suerte de vigilancia policial del ojo del vecino que registra, comenta, pero no actúa. “Curiosamente –-asegura Saccomanno–, cuando no hay nadie, cuando no es época de turismo, es cuando más vigilado estás. Siempre hay alguien que está mirando, corriendo la cortina y revisando. El rumor, junto con el adulterio, son los deportes favoritos de cualquier pueblo.”
Sin embargo, ese retrato de lo más básico y cotidiano es, tal vez, la mejor estrategia para avanzar sobre un tema que excede las vicisitudes de este pueblo (no tan) imaginario: en las páginas de Cámara Gesell el lector podrá encontrar rápidamente la insistencia de otros temas, otras preocupaciones que incumben a lo filosófico, a lo moral... Cámara Gesell es, tal vez, una novela que se preocupa por el mal y su representación, un texto moral que apela al fragmento como estrategia de representación estética. No por nada ese espacio turístico se compara más de una vez con aquel otro lugar pesadillesco, laberíntico y para nada vacacional: el Infierno.
Página 12

2 de septiembre de 2012

Guillermo Saccomanno

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