martes, 17 de noviembre de 2009

Carlos Fuentes en Buenos Aires


La novela que lo trajo a Buenos Aires, Adán en Edén (Alfaguara), donde un hombre de empresa poderoso observa cómo está siendo minado el país por los narcotraficantes, en complicidad con la corrupción del poder, y decide ganarles a los criminales en su propio juego: "Siendo más criminal que ellos".

Para Fuentes, "hablar del combate castigando a los usuarios es un camino equivocado". A la vez, sentencia, el narcotráfico es "imbatible", pues "buena parte de la policía está corrupta y el ejército no tiene armas tan buenas como las de los narcos, que las adquieren en Estados Unidos", país al que acusa de tener una "lucha nada comprometida".

El único camino posible es el de la despenalización de la droga, al ritmo que se quiera. Soy partidario despenalización total". Y pone como ejemplo: "Cuando (el presidente Franklin D.) Roosevelt despenalizó el alcohol, hubo borrachos pero ya no más Al Capone".

Autodefinido como un hombre de izquierda ("toda la vida lo fui"), parece convencido de su olfato para detectar cuándo se lo es y cuándo sólo se lo proclama: "El presidente venezolano, Hugo Chávez, no es de izquierda. Es un Mussolini tropical y de balcón. Lo de él es muy típico de los demagogos, que para ocultar un problema interno genera uno afuera, en este caso con Estados Unidos, con quien no puede enemistarse, porque tienen una mutua dependencia económica por el petróleo".

Extraído de la revista "Ñ"

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