sábado, 17 de octubre de 2009

Joe Carter


La más reciente creación del escritor José Pablo Feinmann, el detective estadounidense Joe Carter. Anticomunista, homofóbico y racista, asesino despiadado, Carter protagoniza una serie de novelas plagadas de referencias a la cultura de masas, en las que el humor negro, la violencia y el sexo se mezclan con la política para crear una cruda caricatura del conservadurismo estadounidense.

-¿Cómo describiría a Joe Carter?
-Es el detective clásico norteamericano, pero en el siglo XXI. Después del atentado a las Torres Gemelas, tendría que estar muy preocupado, ya no por el comunismo, sino por el islam. Todos los odios de Carter, a los negros, a los judíos, a los gays, a los hispanos, son tradicionales en un fascista como él. Pero el odio al islam se mezcla con el miedo y la derrota. Por eso en Carter en New York dice que siempre que va a la ciudad tiene que visitar el Ground Zero. No puede creer esa injuria a su patria. Se siente atacado por un sujeto al que no conoce. Carter asume el destino de América, por eso su discurso encarna todos sus símbolos, desde Mighty Mouse, Popeye y Captain Marvel hasta Cassius Clay. Aun cosas terribles como las bombas atómicas le parecen formidables. Lo veo muy ligado a Mike Hammer, y creo que en la Argentina va a ser inevitable asociarlo a Boogie el Aceitoso, el personaje de Fontanarrosa. Boogie es un mercenario más frontal; Carter no, es un contract killer cerebral y un detective. No se sabe hasta qué punto tiene poder porque, aunque vive como una rata, puede llamarlo el FBI o la CIA para encargarle un asesinato sofisticado.
-¿Cuáles fueron sus modelos?
-Además de los literarios, los detectives y villanos del film noir . Cuando me imagino su cara pienso en Sterling Hayden, el protagonista de Casta de malditos , la película de Kubrick. O actores como Robert Ryan y Robert Mitchum. Son los que me gustan, no Gregory Peck ni Glenn Ford. Admiré desde muy chico a los antihéroes. Jack Palance o Lee Marvin en su etapa brillante en Hollywood. Tendría seis años cuando vi El beso de la muerte , con Richard Widmark, y quedé loco con la escena en que Tommy Udo tira a la viejita por la escalera. Hoy podría ser el villano de Dennis Hopper en Terciopelo azul , un personaje muy poderoso. Me gustan los villanos.
-En Carter en New York, el personaje dice que Estados Unidos hoy no necesita héroes sino asesinos. ¿Cuál es la diferencia entre el héroe estadounidense clásico y el actual?
-Ésa es la tesis fundamental de la novela. Como en Irak, América está dispuesta a hacer la guerra donde sea necesario. Ése es el concepto de guerra preventiva. Carter es el detective de la era Bush, mata sin dudar, sabe que todo lo que se opone al interés americano merece morir. Los héroes de Carter son McCarthy y Hoover, que combatieron el comunismo. Pero desprecia a un héroe como el de Gary Cooper en A la hora señalada . Un referente es la diferencia entre el viejo y el nuevo Batman, tal como lo reformula Frank Miller. El que era un héroe moral incorruptible, a la luz del presente muestra su costado más fascista, capaz de torturar al Guasón. Ahora Miller lo enfrenta con Osama Ben Laden. La evolución de Batman es también lo que Carter representa. Por eso al final de Carter en New York , luego de ser atacado por Al-Qaeda, termina escudado detrás de un escritorio con una ametralladora y un terror paranoico a que regresen. Es como creo que está América ahora.
-¿Cuál es la consecuencia de ese terror estadounidense?
-La ética Bush da como resultado el fanatismo. Aunque no sea consciente de ello, Carter comienza a imitar el fanatismo islámico. El Corán lo fascina y se aterroriza cuando empieza a creer en el poder de Alá. La locura final de Carter tiene que ver con ese reconocimiento, empezar a creer en el dios justiciero e impiadoso del otro. Temer demasiado al enemigo puede llevar a parecérsele.
-Si bien Carter es la encarnación del maniqueísmo conservador, también tiene una gran pasión por la música y el cine de su país, de los que se habla mucho en las novelas.
-Tengo cinco novelas de Carter, porque me salen fácil. En el transcurso de los textos el personaje se complejiza y se vuelve más culto. La verdad, es una gran confesión, admiro mucho a Estados Unidos; la música, la literatura. Creo que Estados Unidos es Nixon, es McNamara. Es Kissinger, el más grande criminal de guerra vivo y al que no pueden juzgar. Una sola vez lo llevaron a un tribunal por el golpe de Estado en Chile, el 11 de septiembre del 2001. Estallaron las Torres Gemelas y la audiencia se levantó, la historia tiene esas cosas increíbles. Pero Estados Unidos también es todo lo que amamos, Gershwin, John Ford, Raoul Walsh, Pollock, Faulkner. Es impresionante la cultura de ese país. Y tiene algo muy interesante, que fue, en principio, el respeto por las libertades individuales. Eso lo llevó a ganar la Guerra Fría, porque nunca estableció, al menos en su territorio, una dictadura, como la Unión Soviética o el nazismo. Aunque sí ayudó decididamente a que se establecieran dictaduras en otras regiones. Cuando ellos dicen " it´s a free country ", esa frase hecha es cierta, es un país libre.
-El personaje expresa la contradicción entre la cultura estadounidense conservadora y la liberal.
-Carter tiene todo lo malo, pero me permite hablar de lo bueno. Todavía no lo enfrenté al problema de que le guste George Gershwin. Es la gran música americana y gran parte del jazz se hace sobre sus canciones, pero es judío e hizo una ópera sobre negros. Va a tener que reformular sus ideas sobre América para llegar a la conclusión de que su cultura es un híbrido y que ese tradicionalismo que busca no existe. Sólo se encuentra en una tendencia política muy de derecha, que es el anticomunismo, y después la guerra contra el terror.

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