
No fue el gran dramaturgo irlandés el único en pronunciarse en términos tan elogiosos, pues hablando también de él Kahlil Gibran apuntó en cierta ocasión: “Cuando entró en la habitación pensé, sin lugar a ningún duda, que el Señor del Amor acababa de hacer su aparición ante mí”.
Algunos años más tarde es Henry Miller el que escribe la siguiente frase: “No hay hombre que yo pudiera tener mayor privilegio de conocer”. Y el propio Aldous Huxley, quien andando el tiempo se habría de convertir en buen amigo de Krishnamurti, confiesa en una carta, tras asistir a una de sus conferencias: “Fue lo más impresionante que haya escuchado nunca. Fue como haber escuchado un discurso del propio Buda, con tanta fuerza y tanta autoridad en sí mismo”.
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